martes, 27 de diciembre de 2011

Salvajes pero menos


Peli: "Carnage"
Puntuación: 6/10







Al igual que "carpet" no significa carpeta, "carnage" no significa "carnaza", cuidado con los falsos amigos. Significa matanza, carnicería, y se refiere por un lado al universal impulso del hombre a la violencia. Por otro, hace referencia a la propia conversación en que consiste la peli, en la cual los protagonistas pasan de la corrección a acabar despedazándose verbalmente. "Carnage", dirigida como sabéis por el guarrete de Polanski, se basa en la obra de Yasmina Reza "Le Dieu du carnage", originalmente estrenada en Francia y Suiza y luego llevada a Broadway en 2009.






















La historia se plantea en un único escenario, un apartamento en Brooklyn donde dos parejas intentan mediar en una riña entre sus hijos en la cual uno le ha partido dos dientes a otro con un palo. El intento de hablar como seres civilizados va haciendo aguas por todos lados hasta que al final los padres acaban cayendo en el mismo error que los hijos e intentan imponer sus ideas de la forma más intransigente y revelando su verdadera naturaleza. Del "vamos a hablar como personas civilizadas" se pasa al "y tú con esas gafas". Al final no solo se pelean entre ellos, sino que surgen trapos sucios que las propias parejas traían consigo.

Lo mejor de la peli, sin sorpresas, es el escandaloso reparto: Jodie Foster, Christoph Waltz, Kate Winslet y John C. Reilly, casi nada. Lo que sí es una sorpresa es que están todos muy bien, como era de esperar, pero tampoco se salen. Digo que es una sorpresa porque una película de este tipo propicia claramente el lucimiento de las estrellas. Y lucen lo suyo, pero tampoco deslumbran (a nivel anecdótico, sabed que en el teatro algunos de los actores que interpretaron estos papeles fueron monstruitos como Ralph Fiennes, Isabelle Huppert o Jeff Daniels).  Lo otro mejor, sin sorpresas tampoco, es -claro- el guión, muy currado en las tablas y adaptado con eficacia al lenguaje cinematográfico.

La obra es una inteligente reflexión sobre temas universales que no deja títere con cabeza. En cuatro trazos pone en evidencia los avances de nuestra llamada "civilización occidental" y cuestiona las diferencias fundamentales entre una persona cultivada y moderna y un salvaje subdesarrollado. Aunque resulta muy divertida en su patetismo, cualquiera con un poquito de sentido de autocrítica puede verse reflejado en los imperfectos participantes de esta comedia negra. Por otra parte, cuando termina, uno se queda un poco con cara de tonto. La cosa sabe a poco. No sé si por temas de derechos Polanski tuvo la opción de refreír un poco el final, aunque lo dudo, y da la impresión de que -no sé cómo será la obra- a la peli le vendría bien un tercer acto, o al menos un final más cafre.

En resumen, que la Inquisición recomienda esta peli, pero con reservas. Hace reflexionar, es buena y te ríes. Pero no le pidáis mucho más.

Absolutio.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Benditos silencios


Peli: "The Artist"
Puntuación: 7/10







De vuelta en España para las vacas, la Inquisición se frota las manos. Hay muchas cositas golosas en cartel, a ver si nos da tiempo de verlo todo (ya digo que no). Hoy sale la lotería, la gran chorrada de cada año. Creo que no hay nada más patético que vestirse de gilipollas para ir a ver los bombos girando. Más difícil todavía: escribir una crítica mientras escucho la cantinela desafinada de los niñatos de San Ildefonso del "miiil eeeuuuroooos!" y leo en la pantalla de TV de cuando en cuando algún mensaje lleno de faltas de ortografía colgado en la página de rtve por cenutrios aburridos: "estamos muy nervisos!" o "haber si toca este año en huesca". Puaj. Menos mal que nos queda el cine.

"The Artist", de Michel Hazanavicius, lo ha petado allá donde se ha visto y lleva todas las papeletas para llevarse el oscar a la mejor peli extranjera este año. No me extrañaría nada, puesto que se trata de un gran homenaje a la época dorada del cine mudo, en especial a la época de la transición al sonoro. El referente más claro es "Cantando bajo la lluvia", la obra maestra de Stanley Donen protagonizada por Gene Kelly en 1952. De hecho el prota de "The Artist", Jean Dujardin, físicamente es una mezcla de Rodolfo Valentino, Errol Flynn y el propio Gene Kelly.

La originalidad principal de la peli es que está narrada como se hacía en los años 20. Sin sonido alguno. Y no os lo creeréis, pero funciona perfectamente. Es una delicia leer los labios de los protas o simplemente entender lo que pasa sin la información redundante a la que nos tienen acostumbrados los grandes estudios. Mención especial merecen los protagonistas, que tienen un carisma arrollador. Jean Dujardin sonríe y el mundo se ilumina. Bérénice Bejo, una actriz franco-argentina, no se queda atrás. Estos chicos darán que hablar.

Se trata esta de una peli tierna, adorable y muy redonda que refrresca el panorama usando técnicas viejas como el mundo para que salgamos del cine con una sonrisa de oreja a oreja. Como dice mi amigo Migue, es notable sacar una peli de cine mudo en la era del 3D y salir victorioso. Además tiene su pequeña sorpresa final, tan de moda en el cine del XXI, lo de le da un punto extra.
En lo negativo, que no es para tanto. Y no es que fuera cargado de expectativas. La peli sufre en lo predecible de su estructura, que es demasiado estándar. Eso de quedarse en los patrones clásicos para tirar adelante es un arma de doble filo, lo que provoca el aburrimiento por momentos. La peli toma vuelos muy suaves, como de ultraligero, pero no acaba de petarlo. Además, no sé si seré yo, pero el mudo llega a desesperar un poco en algunas partes. 













"The Artist" triunfó también en el festival de Sevilla, donde se llevó el premio del público. Atento, chumari, que cuando el público está de acuerdo, es que hay algo, me dije. Y sí, la peli está chachi, pero lo que le gusta a la mayoría no es necesariamente lo mejor. Pues eso. Probablemente sea la ganadora del oscar. 

Hecha la reseña, ya ha salido el gordo, en Huesca. Coño, qué puntería tuve con la cita.
No os engañéis, hermanos. La lotería no existe, es otra forma de control. Gastad esos euros mal ganados en una peli. Ahí sí que os puede tocar un premio.

¡Saludos churruscados!

lunes, 5 de diciembre de 2011

Te lo dije, Ricky


Peli: "Carne de Neón"
Puntuación: 10/10







Llega "Carne" a las pantallas de Moscú, por fin. Primer estreno internacional en salas comerciales de la peli española del año. Más que crítica hago crónica de un estreno y de un éxito en los corazones de los moscovitas.
Paco, bro. Todo un éxito.


































"Carne de Neón", segundo largometraje del fenómeno de la Rochela, Paco Cabezas, trata como sabéis de un grupo de maleantes con corazón que se propone poner en pie un puticlub. La anécdota sirve para retratar los bajos fondos, la cotidianeidad del gángster hispano de medio pelo, la fatalidad, cómo no, y por supuesto la redención a través del amor. Pero qué os voy a contar que no se haya dicho ya.

Un magnético Mario Casas -el galán de moda en Moscú, con dos pelis en cartelera- encabeza el mítico reparto que se está llevando de calle al público ruso asiduo a la V.O y al cine no comercial. No lo digo yo, lo dicen los aplausos espontáneos y las risas de los moscovitas. En sesión de sábado noche, cine 35 mm, Krasnye Vorota, la sala estaba bastante llena y seguía llenándose cuando la bala se disparó.

Primeros destellos: el público responde a los desvaríos de Angelito y la Infanta. El niño huye perseguido por un policía. De repente, se da la vuelta y lo encara. El poli pide refuerzos. No le llegan a tiempo. Mientras cae en cámara lenta, noqueado por el cabezazo del niño, suena un aplauso en la sala. Carcajadas de gozo. Empieza la fiesta.

El público ruso vibra con lo políticamente incorrecto del film. A la broma del kinder sorpresa, carcajada general. Suplicio y seriedad en la compra-venta de carne, pero jolgorio y despiporre en la arenga de Angelito y Ricky a las chicas. Tras la escena del perro, muy celebrada, la gente se vuelve a partir con el niño y Mobila. Un niño le da una patada a otro niño a través de una barriga. Momento mágico. Escucho los susurros de un desconocido espectador que está detrás de mí. En confidencia, le dice a su acompañante (transcribo en ruso macarrónico): "Eto Jaroshi film!". O sea: "¡Qué buena la película!". Un comentario espontáneo que cazan mis oídos y me dan alas al corazón, porque transmiten lo que siente casi toda la sala. Subidón de música, se encienden los neones del Hiroshima. La gente está latiendo al son de la peli.

Llega la parte chunga, se tensan los ánimos. Baja la comedia, sube el thriller. No todo el público entra. Dos amigas se salen de la sala, conmovidas. La peli les parece demasiado fuerte, no soportan el tema. No pretendo negar la realidad, "Carne" impacta, pero prefiero eso a que deje indiferente. Eso significa que la película tiene su verdad y la defiende, aunque por momentos se trate de una verdad fea. He ahí la virtud y el riesgo del film.












Lo que no deja de sorprenderme es lo bien que reacciona el público al desenlace, los delirios de Pura y el enredo (o desenredo) resultante. ¡La gente se parte de risa! Es el alivio cómico que se necesita. Las máscaras de muñeca hinchable lo petan entre el público. Anticlimax, empiezan a llover las muertes. Llegamos al final y la bala vuelve a suspenderse en el aire. Algunos suspiros ahogados entre el público. Se les había olvidado que la vida del protagonista depende de un centímetro. Y ese "¿qué?" final que a mí siempre me arranca una lágrima más. No falla. ¿Soy solo yo o veo otros ojillos empañados en la sala? No. Lo confirmo al salir.

La peli les ha encantado.

Esto es un regalo, volver a vivir el estreno de una película tan viva, tan potente y tan cercana. Paco, me han dicho que han aplaudido en otros pases. La reacción está siendo tan apasionada que lo oigo y no lo creo. Mira, el niño es el puto héroe nacional. A Angelito le hacen la ola. La gente llora con Mario y Ángela. Algunos comentarios cercanos: "Nunca había visto una película en la que te rías tanto a la vez que sufres. Subidas y bajadas, es un logro que no había experimentado”. Otro: “Es un alivio descubrir que en España se pueden hacer películas que no son ni sosas, ni pseudo-intelectuales, ni comedias prescindibles, ni dramones pretenciosos, ni películas sin resolución final..."
Tío, "Carne" triunfa en Moscú. Que lo sepas de primera mano.

Te lo dije, Ricky.
Un abrazo,

Tu hermano.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Somos narraciones

Quería compartir con vosotros una idea que me viene rondando últimamente, más o menos desde que vi "También la lluvia". Luego no sé por qué lo relacioné con unas pinturas rupestres leyendo otro libro, y hoy he terminado de ver la luz con el episodio 7 de la segunda temporada de la magnífica "The Walking Dead", clímax que ha hecho saltar el tapón.
Y es que os quería trasmitir -o por lo menos intentarlo- esta idea de que somos narraciones.

Esta serie se está ganando un huequecito en mi corazón














Es curioso, especialmente para los frikis (sí, frikis) como yo, cuya mayor afición, para que negarlo, es vivir en otros mundos a través de la literatura y el cine. No creo que tenga una imaginación exacerbada, pero es cierto que hay gente más sensible a las historias que otras. Y no quiero decir que el vivir en otros mundos sea un escape, más bien todo lo contrario. La vivencia paralela refuerza la experiencia en el mundo real y la hace más rica, emotiva y significativa.

Pero me explico: todo viene de una anécdota a resultas del visionado de "También la lluvia". Como sabréis los que habéis visto la peli, hay un tema de cine dentro del cine. Los protagonistas, españolitos en Cochabamba, son actores dentro de la película interpretando un drama histórico sobre Cristóbal Colón. Después de ver la peli, que me gustó, me quedé con la reflexión de que las partes de la película en teoría "falsas" dentro de la peli me parecieron más potentes que el argumento principal de crítica social a la Ken Loach con pasaporte español.

El indio lo tiene clarísimo, este es un hijoputa














Conclusión: se demuestra una vez más que la falsedad explícita de una historia no quita que, si está bien contada, nos la creamos, la sintamos y la vivamos como si fuera real. En este caso es más claro si cabe porque la peli está dentro de la peli y uno realmente no tiene por qué creérsela. Partimos de que no es real y sin embargo sientes en tus tripas el golpe del hacha que cae y amputa la mano del indio, por poner un ejemplo. ¿Por qué nos lo creemos? ¿No es fascinante? Son mentiras que queremos creernos.

Y aquí llega la parte interesante de mi tesis, que no es nueva pero no por eso deja de ser relevante: es que estas cositas, estos cuentos, amigos, no son mentira. Son verdad en el mismo momento en el que entramos en ellos y sentimos lo que sienten sus protagonistas. Una foto de una flor, a efectos prácticos de representación, ES una flor. Un mamut es un mamut. Y un muerto viviente es un muerto viviente. Lo de "la realidad supera a la ficción" y "la vida es sueño" son ideas relacionadas que están a un paso, pero dejémoslas a un lado. En lo que quiero centrarme es en la potencia de la imagen, de la idea.

Hay un episodio de South Park muy recomendable llamado "Imaginationland" en el que se debate sobre un tema parecido: los personajes de ficción... ¿son reales? En el discurso final se sale con una tesis no muy alejada de esta. Coño, los personajes de ficción, ¿no nos han inspirado muchas más veces y mejor que muchas personas reales que tenemos al lado? Creo que todo el mundo estaría de acuerdo en que Attikus Finch, Rick Deckard o incluso el bueno de Han Solo dejaron más huella en nosotros que el vecino de al lado, con sus realísimos 120 kilos. ¿Quién es más real?

¿Quién es real?













Esto me llevó de repente a las pinturas rupestres y pensé: en eso nos diferenciamos de los animales. No por el hecho de pensar en imágenes. Nos convertimos en humanos en el momento en que el primer mono frunce su peludo ceño y encuentra el impulso de transmitir esa imagen a un semejante. Con lenguaje. Con narraciones. Por eso digo que la capacidad narrativa es lo que nos caracteriza, lo que nos hace diferentes del resto de los seres en este planeta.

No sé si me explico, amigos de la Inquisición. No sé si estoy hablando en perogrulladas, pero de repente todo esto me parece muy importante. Porque si estamos de acuerdo en que la gente, los amigos y la familia nos influyen... ¿no va a ocurrir del mismo modo con lo que vemos, con lo que nos cuentan?
Atentos: si las narraciones a las que estamos expuestos nos forman como persona, cuidado con lo que vemos. Sed buenos y seleccionad. Alguien dijo: "Dime con quién andas y te diré quien eres" y yo voy más allá: "Dime qué pelis has visto y te diré no solo quién eres, sino quién vas a ser". Oh yeah.

Seguid fuertes, amigos de la Inquisición.
Saludos quemaos y metafísicos.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Precaución, amigo conductor


Peli: "Drive"
Puntuación: 7/10







"Drive", en inglés, tiene varios significados. Al menos dos, que yo sepa. Uno, de movimiento, es "conducir" o "dirigirse a". El otro es algo así como "impulso". Un título muy adecuado, simple pero rico en matices, para este colorido thriller que se acaba de estrenar en Rusia. Y no digo colorido solo por sus chillones créditos ochenteros. También por la sangre, que no falta.



"Drive" trata de un conductor especialista que vive y trabaja en L.A. y que además se gana la vida ocasionalmente como conductor de élite para atracadores. Un buen día conoce a una chica y su hijo, sus nuevos vecinos, con los que conecta de un modo especial. Cuando el marido de ella vuelve de la cárcel con un encarguito que pondrá en peligro a toda la familia, nuestro prota se verá en la tesitura de si echarle un cable a la hora del crimen. La verdura está lista para la ensalada. Solo falta el tomate.

El comienzo de "Drive" es simplemente genial. Como prólogo que caracteriza de un trazo al protagonista, se nos enseña casi en tiempo real la rutina del conductor que escapa de un robo: el tipo debe sincronizar su conducción a la persecución policial. Unas escenas de conducción como no he visto, siempre desde dentro del coche, del lado del conductor. Una vez presentado el protagonista, los engranajes de la historia empiezan a girar. La trama empieza sencillamente, como si de un drama romántico se tratase, para luego dar un volantazo al thriller más negro y violento. Que se masque la tragedia desde el principio no impide un disfrute atroz de lo que nos cuentan, más si cabe cuando se trata de una de esas historias tan poco frecuentes en las que las expectativas solo están para romperse.

Aviso a navegantes que "Drive" es dura y anticomercial. No se trata de una hamburguesa made in Hollywood como algunos podréis haber pensado. De hecho me pregunto cómo habrá venido a parar a tantas salas megaplex en Rusia, con lo violenta que es (y yo que me alegro). La propuesta del director es del gusto de la Inquisición: tiros, acción, sentimientos a flor de piel y un rollo muy cool. Nada más. De hecho me recuerda mucho al Cabezas de "Carne de Neón", no me extraña que Paco se haya declarado fan de la cinta.
Pero lo mejor de "Drive" no es la ambientación, ni el ritmo, ni la dirección, ni mucho menos el guión. Lo mejor de "Drive" se resume en dos palabras: Ryan Gosling.

Hace ya cinco años que la Inquisición le echó el ojo a este pajaruelo en la infumable "Stay", en la que destacaba un chico de ojos soñadores y capacidad actoral sobresaliente, una especie de Christian Bale en ciernes pero aún con plumas de polluelo. En "Drive" ya vemos al gran actor maduro que es y será, brillante, carismático, magnético a los ojos. Un puto crack. El personaje es lo que es gracias a él. Y para la peli es muy importante porque el protagonista ha de brillar. Y vaya si lo hace. No he visto a un tipo tan cool desde Bernardo, el jefe de los sharks. Para que os hagáis una idea, el personaje es del tipo frío y poco comunicativo que se llevaba más bien en los galanes de los años 50, tipo James Dean. Una especie de rockero de pocas palabras que parece esconder un pasado o muy oscuro o muy triste. Gosling, solo con un gesto o con una mirada, transmite no solo mensajes sino oleadas.

Sí, señores. La Inquisición se ha vuelto a enamorar.
Ryan Gosling borda un cuento hilado con esmero para sorprender, divertir y estremecer. Si bien los momentos románticos a veces rayan en el cursilerío y hay un par de escenitas menos afortunadas de los villanos, destaca al final el gran trabajo actoral en general y del protagonista en particular, así como esa nueva perspectiva tan efectiva y potente de verlo todo desde el asiento del conductor. Una pequeña genialidad.

Nos quedamos además con las escenas en el ascensor y la habitación de hotel, los atracos, y por qué no, con la química entre él y ella. Y sobre todo, con esa chaqueta con el escorpión a la espalda. Un símbolo envuelto en misterio que describe a un personaje mejor que mil palabras.

Absolutio.

jueves, 3 de noviembre de 2011

En verdad os digo...

que este mundo se está yendo al infierno. En un país como el nuestro, en donde la excesiva tolerancia de nuestros gobernantes nos ha llevado a caer en el pecado, en la aceptación del vicio y sus representantes los homosexuales, solo queda la acción purificadora de la iglesia y de los verdaderos fieles a Dios nuestro señor. Hablan de amor cuando quieren decir sexo, vicio e iniquidad. Baje el martillo divino para acabar con estos hijos de Satanás.
Esto no lo digo yo, lo dice el reverendo Abin Cooper. Cita aproximada.

Peli: "Red State"
Puntuación: 8/10







Un "Red State" es uno de los estados de los EEUU donde hay mayoría de votos republicanos. O sea, un estado conservador, digamos, entre los que se encuentra Texas como abanderado, pero hay otros, y muchos. En estos contornos los paletos o rednecks conforman tradicionalmente la parte más pacata de los Estados Unidos. Y dentro de los rednecks están los fundamentalistas religiosos, una peña que hacen que Esperanza Aguirre parezca la pasionaria y que sin la cual EEUU no sería el maravilloso país que todos amamos. [modo irony OFF]

 


























Afortunadamente a los jodíos americanos la autocrítica les sale rabiosamente bien. Eso lo sabemos de sobra. Lo que viene bien es que venga gente como Kevin Smith para recordárnoslo con esta joyita brutal que casi ninguno de vosotros tendréis la suerte de ver en pantalla grande, porque esto no creo que lo estrene ni Rita. En Moscú, afortunadamente, las distribuidoras se pasan los prejuicios por el forro, por no decir que se apresuran a estrenar cualquier cosa que ponga de vuelta y media a los americanos. Por muy salvaje que sea.
Otra peli sobre el apocalipsis, sí. Y van...

En este caso el planteamiento es digamos, sencillo. Tres adolescentes se pierden una noche en busca de sexo por internet, sin saber que van a caer en la trampa de unos ultra-fundamentalistas. Los chicos no saben ande se meten, justo en la víspera de una posible refirega y redada por parte de las fuerzas especiales de la ATF, un departamento especial del ministerio de defensa. La ensalada de sangre y tiros está servida. Y el terror, porque aunque no lo parezca, se trata de una peli de terror.

Lo que no se espera uno es la gracia, la frescura y la salvajada de narración que se monta en amigo Kevin Smith. Lo mejor de la peli es quizá este efecto montaña rusa que hace que no sepas dónde va a dar el siguiente salto al vacío. Miento. Lo mejor no es eso. Lo mejor son los actores, John Goodman, Melissa Leo y un Michael Parks grandioso en el papel del visionario loco. Gran acierto el de Kevin Smith en dejar la escena del sermón completa, durísima, cruda y muy necesaria para que funcione el terror. Además ayuda un montaje del mismo director, con un par de giros de guión que le dejan a uno boquiabierto. Lo que es chumari, se quedó en la sala del 35mm con un ataque de risa floja que le duró un buen minuto después de que la peli terminara.

No confundir con el viejito buena gente de "Another Year"














No quisiera destripar nada, solo que la veáis con paciencia y cariño. Porque la peli lo merece.
Ah, sí, se me olvidaba. Fue la ganadora de esta edición del Festival de Sitges, el mejor Festival del Mundo. Y el Filmaffinty, a día de hoy, le da un 5,6. Pfff... Ganado vacuno de internet.
Respeto, Kevin, dude.

Absolutio.

martes, 25 de octubre de 2011

Estreno de "Chico & Rita" en Moscú


Peli: "Chico & Rita"
Puntuación: 9/10







Y estamos de suerte, porque tarde, pero llega a las pantallas rusas la peli de Trueba y Mariscal, "Chico & Rita", ficción en dibujos animados que se llevó el aplauso del público este año allá por donde pasó. En España no solo hizo buena taquilla para una producción de este género, sino que obtuvo el beneplácito tanto del espectador como de la crítica y además fue galardonada con el Goya a la mejor película de animación. En Moscú nos unimos al aplauso unánime (y literal) en la sala del preestreno, el pasado domingo, abarrotada y con el extra de la presencia de Chucho Valdés, hijo de Bebo, autor de la música del film e inspirador del personaje protagonista.


"Chico & Rita" parte de una idea de Trueba y Mariscal, que coincidieron en el rodaje de "Calle 54" y desde entonces fantasearon con la idea de hacer una peli de animación con tema cubano, homenaje a la música de los años 40 y 50. Aunque se trata de una historia de amor, la verdadera columna vertebral de la película es la propia música de Bebo Valdés. Todo lo demás se monta alrededor de la maravillosa banda sonora, verdadera protagonista, sin menospreciar tampoco el brillante trabajo de animación y de creación artística de personajes y decorados. Nunca antes se había sentido uno tan en La Habana y Nueva York como en esta película. Soberbio tándem el del Mariscal y Trueba.

La verdad, confieso me de daba pereza y no las tenía todas conmigo. Si fue a verla fue por la ferviente recomendación de Maese Hulk (véase blog aquí, en ruso), que la vio en el festival Cinespaña y le encantó. Temía quizá encontrarme con un cuento trillado, o aún peor, cursi. Pero todo lo contrario. La historia es tan honesta que la Inquisición estuvo media película con el alma en vilo, atenazado el corazón por el vaivén de los protagonistas. Y es que en la historia de Chico y su amante se encarnan las letras de todos esos boleros míticos: de la pasión al desencuentro, el reencuentro y vuelta a empezar. La música lo envuelve todo en su perfume a tabaco, ron, brisa caribeña y almizcle y derrama su verdad por los personajes, que se hacen más vívidos que si fueran de carne y hueso. La Inquisición sintió el nudo en la garganta del viejo amor, el de verdad, el único, ese que se canta en una letra o se expresa en unas notas al piano. "Pasarán más de mil años..."











Probablemente mis palabras llueven sobre mojado, ya que llegan relativamente tarde. Sin embargo no quisiera dejar de insistir en que la viérais si aún no tuvisteis la oportunidad. Esos momentazos... la primera noche de amor de Chico y Rita y su reencuentro en la mañana... momento psicodélico-onírico con bits and pieces de clásicos estadounidenses en el trayecto en barco a Nueva York... panorámica de la vieja Habana desde la ventana del cuarto de Chico, zoom a sus ojos con música en un canal nostálgico que suena en el transistor... Y el reencuentro. Como el de un bolero. Ay, el anhelo recompensado.

Absolutio.Y, ¿no va a haberla, cuando uno llora como un bobo?
Gracias a Trueba, a Mariscal, a Bebo... y a todos los demás artistas.
Absolutio, oh yes.

sábado, 15 de octubre de 2011

Cuando la vida se nos va


Peli: "Another Year"
Puntuación: 7/10







Es curioso cómo de repente uno enlaza pelis que en principio no tienen nada que ver y al final acaban hablando de los mismos temas. Me pasó con "Melancholia" y "Elena" (apocalipsis), "El árbol de la vida" y "Melancholia" (tema espacial con música clásica, aunque para distintos fines) y ahora me pasa con "Another Year", que recuerda a "Elena" y a "El árbol de la vida". A esta última sobre todo en el cartel. Por lo del árbol, digo.



























Pero si Elena era Dostoyevski, esto es más bien Chéjov.
Mike Leigh, laureado director y guionista, nos trae "Another Year", retrato de un año en la vida de un matrimonio mayor que vive en un barrio residencial londinense. Tom & Gerri han conseguido ser "felices" y representan la serenidad, la empatía, el saber estar, la estabilidad. En fin, la tierra firme (para más señas él es geólogo y ella asistente social). Los protagonistas son el salvavidas al que se aferran los náufragos de la vida, por así decirlo y si me permitís una metáfora tan cursi. Por eso se nos habla más de la gente que vive a su alrededor, sus amigos, conocidos y familia, que de ellos mismos. Porque al fin y al cabo, la felicidad no interesa tanto como la desdicha. Los protagonistas son más bien la tabla de medir con la que comparamos al resto de los participantes en la trama.

La peli dura dos horas, y está dividida en cuatro cuartos, como una tarta: primavera, verano, otoño e invierno. En cada parte obtenemos lo que es menester. En el mismo orden: esperanza, nacimiento, decadencia y muerte. Por eso lo de "another year". Por la casa del distrito londinense desfilan los personajes, satélites a la pareja principal: hijo, hermano y amigos, sobre todo Ken y Mary. En especial la historia se centra en el personaje de Mary, la amiga del trabajo de Gerri, una cuarentona patética y desdichada interpretada con gran talento por la actriz Lesley Manville, una clásica de la BBC y del propio Mike Leigh.

El retrato naturalista y sin ambages de los perdedores de la vida, Ken y Mary, gana énfasis a la luz del matrimonio protagonista. Primavera, personajes cortados con tiralíneas, estremecedor prólogo protagonizado por una soberbia Imelda Staunton sobre la soledad y la desconexión con la vida. Verano, con un lenguaje dulce, exquisito, se nos describe a los personajes fielmente y con cuatro trazos magistrales. Interesante el efecto en el espectador, véase chumari, que empieza el film alzando una ceja cuando le intentan ensartar a unos infelices tan clichés, tan "de libro". Chumari se aburre un poco, piensa que "Secretos y mentiras" era más cruda. Imposible no comparar.

Pero llega el otoño, y se da cuenta uno de que ya está en el bote, porque no hay más remedio con ese guión, esa narración y esas interpretaciones. Y en el invierno Tom & Gerri me empiezan a caer mal. Pero, ¿por qué? Si son encantadores, amables y tienen todo lo que uno puede desear en la tercera edad. Y, ¡precisamente por eso! Y de repente, zas. He caído con todo el equipo, empatizo tanto con los perdedores que ya soy uno más. Y me duele que mis amigos sean tan perfectos. ¿Por qué tenéis que ser tan jodidamente perfectos? 
Un momento, chumari. Que eres el espectador. No estás en la cocina de una casita adosada en Londres.

Bravo, Mike Leigh.

Nota friki: atentos a varios de los protagonistas, secundarios de oro en la saga de Harry Potter.

viernes, 7 de octubre de 2011

El fin del mundo comienza en Rusia


Peli: "Elena"
Puntuación: 9/10



Muchos habréis hecho el intento de acercaros a Rusia, aquí en el país o desde la distancia. Los que lo hayáis hecho a través del arte y de la cultura habréis podido constatar que el espíritu ruso tiende a la trascendencia: las grandes preguntas, el ser o no ser, lo existencial. De ahí, a la melancolía y a la seriedad en los temas. Lo hemos visto en la pintura, en el cine y en la literatura. Repin, Tarkovski o Dostoyevski nos han enseñado los entresijos del alma humana y lo que nos muestran es tan sublime como sobrecogedor.

"Elena", de Andrei Zvyagintsev, estrenada en el pasado Festival de Cannes, donde ganó el premio del jurado en la sección "Una cierta mirada", llega ahora a las pantallas rusas. Poco o nada sabía de este director, una verdadera sorpresa para la Inquisición. Su ópera prima, "El regreso", se llevó el León de Oro en Venecia en 2003. La segunda, "Izgnanie", también lo petó en Cannes. "Elena" es su tercer film, en el que sigue abundando en temas universales: familia, amor, muerte.






























Elena, mujer rusa, madura y moscovita, reina en el piso de semi-lujo de su marido, un empresario jubilado con el que entabló relaciones cuando los dos ya eran mayorcitos. Duermen separados, solo coinciden casi en los desayunos y hacen vidas casi independientes. Sin embargo, se respetan y se quieren. Ambos tienen un hijo y una hija de anteriores relaciones. Ella convive con el drama de tener que mantener a la familia de su único hijo y él soporta la ausencia de su hija, una hedonista que pasa bastante de su padre. Este es el planteamiento. ¿Parece un sopor? No lo es.

Nadie se sorprende ya de que Dostoyevski nos muestre lo recóndito del alma humana en personajes decimonónicos. Lo meritorio -y deleitoso- es conseguirlo así, con una historia tan actual y tan cercana: los personajes de "Elena" respiran verdad y muestran un mundo contemporáneo y a la vez eterno. Por un lado, el de la sociedad rusa, dividida claramente en dos estamentos y representada por los dos personajes principales de forma soberbia y clarividente.
Por otro lado está el mensaje, claro, rotundo. En la superficie, una crítica social feroz. En el fondo, una tragedia horrenda que revela cómo -efectivamente- los últimos serán los primeros. La carne bruta, la ignorancia, la violencia y el horror heredarán la tierra. Porque al fin y al cabo, la humanidad es fiera por naturaleza.

Vedla cuando llegue a las cuatro salas españolas. Si tenéis suerte, alguna copia caerá en vuestra ciudad. Aunque solo sea por su valor antropológico, "Elena" merece la pena. Se trata del retrato más fiel que he visto de la Rusia que he vivido, sin afectación. Eso sin contar todo lo demás. El por qué colocarla en la sección "Una cierta mirada" es lo único que me extraña. ¿Una cierta mirada? No. La mirada.

Absolutio cum laude.

jueves, 29 de septiembre de 2011

No confundir la forma con el fondo


Peli: "La piel que habito"
Puntuación: 4/10



Al fin estrenaron la última de Almodóvar en Moscú, y allá que se fue Chumari, cargado con sus capas, por un lado, y por otro con su atisbo de esperanza por encontrar algo de la magia de antaño.
Lo primero que puedo decir es que el cine español sigue estando de moda, por lo menos en la capital. En la sesión de las siete de la tarde en el 35mm la sala estaba casi llena, lo cual es mucho decir en los tiempos que corren y con el pedazo de aforo que se gastan allí, el cine de más tirón entre los V.O. moscovitas.



Almodóvar vuelve al thriller con este film, en el que por su tema escabroso laten reminiscencias de "Átame", "Matador", "Tacones lejanos" o incluso "Kika". Sin desvelar mucho, diré que hay secuestros, torturas, villano maniático, sexo no consensuado (al menos un par de veces) y muerte, bastante muerte.
¡Qué bien! Me digo. Esto promete. Con la mala leche y el sentido del humor del manchego, al menos pasaremos un buen rato. Quedaron atrás las moñadas de otras pelis. ¿O no?

Durante el prólogo-primera parte la peli aguanta el interés gracias al suspense, a los actores y al gusto narrativo, muy pulcro, con mano de cirujano plástico, con parsimonia. Planos largos, tranquilos, correctos. Suspense. Almodóvar se toma su tiempo en crear la atmósfera. Antonio Banderas llega a su cortijo y sale de su BMW blanco. Entra, sale. Muy bien Banderas y Anaya, que tienen no poca química. El personaje de Marisa Paredes es más desafortunado y entra un poco con calzador, pero se deja ver. Supongo que uno sigue pegado al asiento por el gran MacGuffin de la trama: ¿quién es esa misteriosa y atractiva chica que Banderas tiene secuestrada en su casa? ¿Por qué tienen una relación tan extraña?

Hay muchas formas de contar una historia, y Almodóvar decide empezar por el desenlace, para luego desvelarnos cómo se llegó a una situación tan extrema. El eje narrativo se coloca en el presente, y luego flashbacks individuales de los protagonistas nos llevan al pasado de forma algo ortopédica (con sobados títulos "Seis años antes") para aclarar la historia en tiempo pluscuamperfecto.

En mi libro de español de nivel avanzado dicen los autores que el uso excesivo del pretérito pluscuamperfecto hace que el estilo se vuelva pesado. No sé si tendrán razón. El caso es que cuando el MacGuffin se disuelve, demasiado pronto, la peli pierde mucho interés. Y encima Almodóvar opta por seguir contándonos lo que ya sabemos perfectamente. Y se toma su tiempo. Lo hace con detalle, sigue con el bisturí, cuando en realidad lo que era necesario era un poco de cuchillo jamonero. Total, que uno empieza a aburrirse y a pensar que le toman por lelo cuando sigue viendo a Banderas entrando y saliendo del BMW y a gente repitiendo información en escenas que ya son superfluas y redundantes. 

Pero lo que más me llama la atención es el logro mayúsculo de contar una historia tan truculenta de forma tan fría, calculada y deshumanizada, hasta tal punto, que te da exactamente igual lo que pasa. ¡Que una historia con tanto potencial se quede en algo tan flojo! Si esto es terror, yo soy una madre carmelita. El suspense no da suspense, la violencia no repugna, y sobre todo -sobre todo- uno no sufre en absoluto por el destino de la víctima principal, un personaje apocado y anti-carismático con el que solo nos dejan empatizar en los segundos finales de la peli.

Este Almodóvar deshumanizado me aburre, me entristece y me saca de quicio. Es como una película esterilizada, con envoltorio, narrada con el desapego de un cirujano plástico, como el que representa el personaje de Antonio Banderas. Almodóvar nos coloca una piel falsa, bajo la cual ni sentimos ni padecemos. Es una pena, porque en la Inquisición solemos preferir las formas en carne viva. Y al final para decirnos que la forma y el fondo no son lo mismo. Señor, señor. A lo mejor un cambio en la forma puede cambiar también el fondo. Debería.

Típico caso en el que la idea es mejor que el resultado, la peli se queda en los troncos de la hoguera. Consciente de sus logros, me resigno y me quito la pegatina del club de fans de Almodóvar. No volveré a ver un estreno suyo. He dicho. (Bueno, con la excepción de que vengáis personalmente a mi casa a buscarme).

A la hoguera, sí.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Mi abuela también disfruta con la violencia extrema

En el cine, se entiende.
Me hace mucha gracia eso de pelis para mayores. Me imagino a mi abuela viendo "A Serbian Film". Eso sí que tendría gracia (porque creo que hasta le gustaría un poco, siempre y cuando anduviera bien surtida de peladillas, pero ese es otro tema).

Ayer vi una peli coreana llamada "I Saw The Devil", de Kim Ji-woon, un sádico al que le ponen los asesinatos en serie, las violaciones y las decapitaciones. Es la primera peli que veo de este angelito, siempre por recomendación del otro Cabezas. Hacía tiempo que no veía una peli tan vil y salvaje. Y TAN divertida, copón! No por el exceso de casquería -solamente- sino porque se trata ésta de una peli que no sabes por dónde te va a salir. El dire se pasa las convenciones del género por el ojete y te lleva en montaña rusa, usando la metáfora tan citada por el antes mentado Cabezas. 

¿Por qué no puedo ver esta peli en el cine? ¿Es que no puede gustarme? ¿No tengo derecho?
Pero no es mi propósito hacer una crítica ni contar las maravillas y/o defectos de este chocante producto made in Corea. La peli despertó una reflexión que vengo rumiando desde hace tiempo: ¿por qué leches no puedo ver en un cine normal este tipo de película "para mayores"?
La respuesta parecería simple. Hay que vender. Y no hay mercado para estos productos en el cineplex a menos que se ponga un límite de edad, algo que aterra a los distribuidores.

¿Habría opciones? Claro que sí. Pero, ¿para qué arriesgarse?
Por ejemplo, se podrían proyectar en horarios especiales. Una antigua estrategia de mercado que hace que el producto gane interés. Yo creo que mucha gente iría solo por el morbo. Sin embargo, sale caro. Mucho mejor poner "Rapunzel" en dos de las siete salas, dinero seguro.

Y este es el menor de los problemas. Primero hay que encontrar la distribuidora que se moje. ¿Y quién va a hacerlo en estos tiempos tan pacatos y conservadores? La industria bebe de la escuela americana, que ya evacúa los intestinos del gore en conserva para adolescentes en el que la sangre infográfica brota a borbotones en PG-13. "Destino final 5" o "Shark Night 3D" es lo más bestia que podemos ver en el cine comercial. Me río de Janeiro.

Pequeño homenaje a Kubrick (¿Buñuel?) en "Destino final 5"
Peste de conservadurismo...
No seamos hipócritas. Pongamos límites de edad y respetémoslos, o no pongamos nada.
Aunque todos queremos ver lo que le pasará al ojo de la chica de la foto (y al resto de su cuerpo),  a Ángel Sala le demandan por seleccionar "A Serbian Film" para el Festival de Sitges. Y un niño de Alabama corre a los brazos de la madre, porque con 16 años le dejaron entrar en una peli para mayores. ¡Horror! "¡Madrecita, madre de mi corazón! Mis tiernos ojos han visto a un hombre malvado teniendo relaciones sexuales con una mujer sin su consentimiento. Y me parece que no llevaba preservativo! No podré volver a pegar ojo. Tanta maldad en el mundo!". La madre llama a su abogado y le meten un pleito al cine que cruje toda Alabama.

Reflexión final:
No hay solución. Demasiados intereses económicos, demasiados riesgos, pocas recompensas. Véase acercar el cine para adultos a un público -ejem- ¿adulto? ¿Para qué? El público medio es el equivalente a Marianico el Corto presentando una tesis doctoral. El público es ceporro. Sigamos dándole hamburguesas.

Volvamos a la tierna imagen de mi abuela viendo "A Serbian Film". ¿No es tierno?
Dejémosla allá, con su mesita camilla, sus peladillas... y su bebé de látex.

Saludos churruscados.  

jueves, 15 de septiembre de 2011

La melancolía de Lars


Peli: "Melancholia"
Puntuación: 8/10







Llega Lars Von Trier de nuevo tras su incursión en el terror, con "Anticristo". Siempre rodeado de polémica, -recordemos sus divertidísimas declaraciones sobre Hitler en el festival de Cannes- esta vez se atreve con la ciencia-ficción. Claro que como suele ocurrir con el danés, su peli no sigue los patrones convencionales. Mientras le sigan dejando...











Un planeta llamado "Melancholia", hasta ahora oculto tras el sol, orbita para colisionar con la Tierra. Aunque muchos creen que estamos perdidos, otros tienen más o menos claro que el planeta pasará rozando. Pero la atención se desvía del posible desastre a Justine y Clare, dos hermanas que representan dos modos diferentes de ver la vida. El de Claire, madre y ama de casa cuerda y normal, que gerenta un hotel de lujo apartado del mundo, y el de Justine, depresiva e inestable, que odia y teme la vida.
La peli comienza con una obertura. Luego se divide en dos, la primera parte nos presenta a Justine y la segunda a Clare. Los dos retratos solo tienen sentido cuando se juntan, como las dos mitades de un todo, a la yin yang.

Justine tiene más problemas que un libro de química
Tal y como os cuento esto parecería que la peli será una especie de versión danesa y pedante de "Deep Impact". Pero para nada, la peli va mucho más allá de la mera anécdota. Von Trier agarra la historia in medias res y, jugando al engaño, nos va desvelando lo que ocurre con pequeñas pistas, haciendo al espectador trabajar un poco. La peli escala en significación gracias a lo connotativo.
Además de un planeta enorme y hermoso, a la vez atrayente y terrible, la melancolía de Trier es la de la persona deprimida, la que siente el dolor por la vida, por lo indefinible, por lo absoluto: la persona que siente un dolor existencial. "Melancholia" parte del paralelismo entre este individuo y el individuo "normal", el que sufre por los suyos y por lo suyo.

Lo meritorio de "Melancholia" es que partiendo de una premisa descabellada transmite un mensaje contundente, vivo y lleno de matices. He de decir que en general en el cine me revienta el énfasis en la metáfora y el simbolismo porque los discursos en los que se suelen enmarcar resultan huecos y cargados de pedantería. Sin embargo, a Von Trier le sale. No solo le sale, sino que borda una historia honesta y alegórica, demostrando además que el matrimonio entre el dogma y el espectáculo es posible. Y es que sin ser palomitera ni mucho menos, la peli abraza los efectos especiales para ofrecer un espectáculo acojonante, sobre todo en la obertura. Por favor, vedla en una buena sala, con pantalla grande y buen sistema de sonido. Merece la pena.














Esto es cine, amigos. Esto es creación.
Muchos sabemos que el director sufre de depresión, pero aun así. Hay que tenerlos cuadrados. Lars Von Trier dijo alguna vez que le daba miedo todo en este mundo. Todo, excepto hacer cine. Esta es la prueba. "Melancholia", entendida así, es como un inspirado autorretrato.

Absolutio!

jueves, 8 de septiembre de 2011

Chumari, estoy muerto para el cine

Admitidlo, hermanos de la Inquisición. Decidlo en voz muy alta: "¡Chumari, estoy muerto para el cine!". O el cine está muerto para mí, que viene a ser lo mismo.

Queridos amigos: vuelve Tomelloso tras la canícula, que pasó hibernando bajo una cómoda y pesada pila de cintas VHS descartadas de diversos videoclubs. Me despierta el clamor de los estrenos otoñales, entre los que destaca el de mi viejo némesis y ex-amante Pedro Almodóvar, del que solo puedo pronunciar veredictos extremos. Pero divago, como en mis mejores tiempos.
Noto una perturbación en el éter que me dice que todos estáis muertos para el cine. ¿Acaso no es cierto? Decidme lo contrario y os creeré. ¿Cuándo fue la última vez que entrásteis a una sala y os pegó el bofetón a ambientador barato glacial y palomitas? ¿Cuánto hace que os cortaron el extremo de una entrada? Hace tiempo, ¿verdad?

Y no os lo reprocho.
Este verano, como de costumbre, nos alumbraba un funesto plantel de estrenos. Somos testigos de la agonía del 3D, de la decadencia en taquilla del género de superhéroes, de la mala distribución de los pocos productos medio interesantes que llegan con cuentagotas a cuatro salas perdidas por toda la península. El cine agoniza, es el apocalipsis y nosotros tenemos butacas de primera fila para verlo. Todos los nodos están muertos. ¿Todos? No. Hay un grupillo de frikis e internautas que resiste al invasor. ¿Eres digno de contarte entre sus filas?
Repetid conmigo: "Estoy muerto para el cine", una vez más. A menos que me digáis...

"Chumari, este verano he ido al cine. He visto la última de Woody Allen y me gustó mucho".
Vale, muchacho. Alcanzas la categoría de soldado raso entre nuestras filas.

"Chumari, pues yo no he ido al cine para nada, porque solo ponían caca, pero me he cascado algunos clásicos en el cine de verano de mi ciudad. Y aunque se me congeló el culo, mereció la pena".
Bueno, vale, vale. Estas iniciativas veraniegas no solo te salvan, sino que te dan el rango de teniente.

"Chumari tío, cómo te pasas. El cine sigue vivo, hombre. Para mí y para todos. De hecho este verano he visto algunas propuestas muy interesantes de cine independiente, como "Beginners", o "Win Win" (además de todo lo anterior)".
Uf, vale vale, señor gafapasta. Pasa usted la prueba y asciende a comandante.

"Chumari, tienes razón. El cine actual es un asco. Yo me pasé el verano en un zulo, como tú. Me he tragado todo Buñuel, Truffaut (dos veces), algunos clásicos de los 50, lo mejor del cine trash de la Troma y la serie "Juego de Tronos", los sopranos medievales. Bueno, he visto "13 assassins" de Takashi Mike, pero me defraudó el final. Ah, al cine no he ido. Me lo he bajado todo por internet y lo veo en mi pantallón de plasma. Salgo del verano más blanco que Iniesta, pero ha merecido la pena, así puedo discutir con criterio en las próximas tertulias online del Festival de Sitges".
Oh yeah, that's what I´m talking about! A sus órdenes, mi general. AR!

Desgraciadamente el resto de vosotros no está a la altura. Repetid conmigo: "Chumari, he muerto para el cine, y yo soy el culpable". Doscientas veces.

jueves, 30 de junio de 2011

Mutantes con clase


Peli:
"X-Men: First Class"
Puntuación: 7/10



Estrenaron "X-Men: First Class" y a mí como que me daba un poco lo mismo. Antiguo fan de la Patrulla por los cómics, primero, y después por las pelis, me parecía que la saga no daba para mucho más. Nada más lejos de la realidad. Los astutos productores de cine saben de dónde sale la pasta: véase "El Caballero Oscuro". "XMFC" puede encuadrarse por tanto dentro de la nueva tendencia de refrescar franquicias que quedaron obsoletas y en algunos casos llegaron al ridículo y comenzaron con el bueno de Batman, para seguir con Superman y The Hulk. Ya está en marcha el proceso de empezar de nuevo otra vez con Spiderman. Vamos, que tenemos héroes para rato.



No es casual que el público adulto que ahora marca tendencia en taquilla sea el que se crió con el boom de los superhéroes de la Marvel. Ya de muy pequeño a mi también me flipaban los cómics americanos en blanco y negro que tenía mi tío. Dibujos de Kirby guardados en rincones de mi memoria infantil, Galactus rey, Vengadores de moral cristalina, Peter Parker y su vida secreta, sensuales heroínas con botas altas. La Patrulla X lo petó mucho después, en color, a finales de los 80, principios de los 90. Por lo menos en España. Fue el auge de los mutantes, superhéroes con nombre propio que se jugaban la vida y además tenían que sacar adelante sus problemas personales. Pequeños culebrones para adolescentes que empezaban a tomar conciencia del mundo usando a personajes como Logan, Kitty Pride o Kurt Wagner como modelo. Fueron guionistas como el celebrado Chris Claremont los culpables de que los mutantes se pusieran de moda, con la ayuda de dibujantes de la talla de John Romita Jr. o John Byrne.


Grandes momentos del jolgorio mutante

La anhelada adaptación al cine llegó al fin en el 2000 de la mano de Bryan Singer. Como sabéis, la peli no estaba nada mal y tuvo un par de dignas secuelas. La nueva está dirigida por Matthew Vaughn, pero conserva el espíritu de las de Bryan Singer. De hecho, la historia viene firmada por él.

En esta nueva entrega se nos cuentan los orígenes del grupo de mutantes, en unos años sesenta marcados por la guerra fría. En ella conocemos a un joven y carismático Charles Xavier y al que será su némesis, el malvado pero magnético Erick Lehnsherr, más conocido como Magneto. Ambos aúnan esfuerzos para acabar con los planes de Sebastian Shaw, mente maestra que se propone dar un palo terrorífico a la humanidad aprovechando la escalada nuclear. Siguiendo la tónica de ficción historicista de los últimos años, se nos da la versión alternativa de la crisis de los misiles en Cuba en octubre de 1962.

Secuela o más bien precuela de los anteriores filmes, "XMFC" se caracteriza por un guión que se sostiene y que engancha, como digo, manteniendo el espíritu Singer. Esto significa respeto por los personajes, diálogo, ritmo y tensión dramática. La peli es tan heredera de Singer que comienza del mismo modo que la primera: con el ingreso del niño Erik en un campo de concentración. Un Kevin Bacon bastante peleón da más que el tipo encarnando al villano que explota a Magneto para extraer de él su potencial. De este modo, de forma casi magistral –para lo que es el género- se nos justifica el mal rollo de Magneto y su rabia contra el mundo. La construcción de este personaje es quizá lo mejor de la película, gracias al guión, la puesta en escena y la magnífica presencia de Michael Fassbender. Magneto es el nuevo Wolverine. Osado, rebelde, carismático. Y muy cabreado.

Otro puntal fundamental de la película es la más que creíble relación de amistad entre Erik y Charles Xavier, interpretado por un acertadísimo James McAvoy. Ambos, desde sus diferencias fundamentales, luchan juntos contra el mal. Uno por principios, el otro por venganza personal. De esta relación salen escenas míticas, como el de la sonda mental a Erik, con un momento emocionantísimo, o el de la escena final en la que juntos consiguen levantar por los aires un submarino nuclear. Momentazo de acción X!


Oye Erik, igual es mal momento, pero... ¿esos 50 euros que me debías...?

Sorprendente, pero Matthew Vaughn se proclama como aprendiz que supera al maestro.
Precisamente destacable el último cuarto de la peli como el mejor fragmento de acción cinematográfico basado en los cómics de la patrulla. Y quizá lo digo con el calor del momento, pero puede que esta sea la mejor película de superhéroes mutantes que se haya hecho. Con la dificultad añadida de haber tenido que meter a mutantes jóvenes... y que no resulten odiosos. En especial buena la relación Bestia-Mística, el primero representando a los héroes conservadores (véase “Los Vengadores”) y la segunda pasándose gradualmente al lado oscuro que le ofrece Magneto. La dignidad última del mutante: somos mejores que el homo sapiens.

En el lado más flojo, algunos personajes secundarios olvidables, como el aburridísimo y mudo lanzador de torbellinos, el diablo rojo hortera, la niña con alas de libélula o la sosa Emma Frost. Y bueno, los inevitables momentos de chapa y pintura de toda película comercial de superhéroes.

Dicho esto, volvemos a lo mismo. Lo que dignifica a cualquier película se hace evidente en esta. Una vez más: señores, vamos a contar una historia. Esto es, creación de interés por los personajes. Vamos a involucrarnos. De este modo nos interesará el cuento, ya sea de mutantes o de chinos contrabandistas de churras y merinas. Como hacía Chris Claremont.

Absolutio!

domingo, 12 de junio de 2011

Cadillacs y dinosaurios


Peli:
"The Tree of Life"
Puntuación: 5/10



Terrence Malick, el flamante ganador de la palma de oro de Cannes, llega a Moscú antes que a cualquier otra parte con su premiada peli "El árbol de la vida", un film difícil de clasificar que la Inquisición se apresuró a visionar en su sala favorita, la "Pioner".
Uno llegaba con ciertas expectativas, más que nada, por -ejem- la PALMA de oro de Cannes y todo eso. Y bueno, salen Brad Pitt y Sean Penn.


A ver si el cabroncete tiene todos los dedos: uno, dos, tres...

A ver. ¿Por dónde empezar? La peli trata de muy poco. O de mucho, según se mire. Es como un cuento que pretende explicarlo todo. Y cuando digo todo, me refiero a TODO.
En resumen, el argumento se resume en un pispás. Trata de una familia americana compuesta por un matrimonio y sus tres hijos varones. Un día, la madre recibe un telegrama en el que le comunican la muerte de uno de sus hijos. Desde ese momento deben aprender a aceptar la pérdida. La peli viene a contar el momento de aceptación y la vuelta a la armonía, desde el punto de vista del hermano mayor, un Sean Penn adulto, que rememora momentos de su infancia.

Así dicho, pues todo parece muy sencillo. Pero no, es que al prota, o al narrador, o al "yo" narrativo o como queramos llamarlo, se le va la mano en el flashback inicial, y en lugar de llevarnos al nacimiento del primogénito, nos lleva al nacimiento de la vida en la Tierra. Toma ya. Después de unos minutos de visita al planetarium vemos el origen de la vida. Luego llegan los dinosaurios, y luego se extinguen. Más o menos 20 minutazos de peli. A veces hay insertos de frasezuelas de los protas en off, que sueltan perlas a cada cuál más pedante, como "La nada es la nada si no estás tú!" y cosas así. Lo único que le faltaba era decir alguna en francés (idea para la próxima peli, Malick!).
Así desglosado como que le quito todo el lirismo, pero macho, lo digo como lo siento: Malick, tío, ¿de qué vas? ¿Querías pedantería? Toma tres tazas! Y otras tres de cursilerío!


Mi mami es una princesa que caga caramelos

Si "The tree of life" fuera una obra literaria, sería un poema con citas bíblicas e imágenes sobre el origen de la vida a lo darwiniano. Porque la ciencia no tiene por qué estar reñida con la fe, ¿verdad? Si fuera una flor, sería una orquídea transparente. Si fuera una obra musical, una pieza de Brahms. Si fuera una fruta, sería una baya silvestre mojada en azúcar. Y si fuera una persona, sería un gafapasta que se correría de gusto oliendo sus propios pedos.

A ver, me explico. La parte de enmedio es más o menos normal. Se trata de la historia de la familia y tal. Si le quitamos los trozos de documental del principio la peli se deja ver a ratos, gracias a la calidad de la foto, la ambientación y los destellos interpretativos. Los actores niños se lo curran mucho, y Brad Pitt lo hace más o menos guay. Uno piensa que la peli levantará el vuelo, pero al final, como que no. Redondeando el círculo, la narración sobre la familia no trasciende mucho lo anecdótico y al final volvemos a la paranoia poética-tócame-los-huevos de yuppie tibetano de un Sean Penn adulto, que al fin ve la luz y da un paso adelante para recuperar la esencia de su hermano muerto y de su familia tal y como estaban por aquel entonces (cuando tenía como nueve años, sin embargo el hermano murió con 19, pero eso es lo mismo, porque Sean Penn tiene los flashbacks en la época que le da la gana, que pa eso es Sean Penn). Y va la peli y se acaba.

No penséis que soy un insensible. He captado la poesía de la imagen. La fotografía es brillante. El montaje, excelente. Las actuaciones, fantásticas. El cásting, de premio. Digamos que formalmente es verdaderamente una joyita.
Ahora bien, para que la volviera a ver tendrían que pagarme. Por lo menos 1000 rublos y una cenita. Y dentro de al menos tres años, que se me haya pasado el sopor. Porque... a ver... cómo decirlo.
Ah, sí. Es que es un PUTO COÑAZO.

Quedáis avisados. La Inquisición vuelve por sus fueros.
Saludos quemados.

viernes, 10 de junio de 2011

Peccata minuta


Peli:
"Miss Tacuarembó"
Puntuación: 6/10



Hace unas cuantas semanas se estrenó en España una pequeña película que pasó algo desapercibida. Precisamente por eso la Inquisición la miró con lupa. Si pasó sin pena ni gloria por los medios y se estrenó en apenas 20 salas en todo el país, a lo mejor es porque se trataba de un producto interesante. Y vaya si lo era. Tan interesante como sonrojante...



"Miss Tacuarembó" se basa en la siguiente premisa: ¿qué habría pasado si Madonna hubiera nacido en la provincia más olvidada de Uruguay? La peli narra los infortunios de Natalia aka Cristal, una treintañera de buen ver, artista frustrada, que ve como se le va pasando el arroz mientras trabaja como animadora en un parque temático católico, el Cristo Park (!). La peli alterna dos líneas argumentales, la de la adulta y la de la niña, una Natalia infantil que desde pequeña tiene claro que su única salida para triunfar en el mundo de la música pasa por abandonar la aislada localidad de Tacuarembó, su ciudad natal. La oportunidad se encarna para las dos en forma de concurso: el de Miss Tacuarembó para la niña, y el de un reality-show para la adulta. La última oportunidad de demostrar que ella lo vale.

La gracia de Miss Tacuarembó, del ecléctico Martín Sastre, que debuta en el largo, se basa en unos elementos en principio ultra-convencionales, pero de cuya mezcla sale algo explosivo y muy, muy divertido. Por un lado, en la línea de narración infantil, la peli va de un rollo naive-adolescente-moña que parece dirigido a la juventud catequista que se criara en los 80, sin mucha ironía. La niña se pirra por las coreografías con Carlos, su amiguito del alma, colecciona estampas de santos y devora culebrones. En el presente, Natalia Oreiro, resultona diva, encarna con bastante éxito a la niña adulta y encabeza la parte más payasa de la obra, que se ríe un poco de todo lo anterior, poniendo en cuestión los cánones de la comedia romántica, hasta llegar hasta la irreverencia más descarada en un número musical final con un Cristo erotizado y cachas merecedor de todas las excomuniones del libro del boy-scout del Vaticano.


Lo único que ella quiere es vivir la vida con pascualina

"Miss Tacuarembó" tiene taras como soles. Al director se le va la mano en muchas ocasiones y alarga a lo mejor demasiado el rollito reality show para darle minutos a Rossy de Palma como para justificar la presencia de la mujer almodóvar. Sastre, te basta y te sobra identidad, no hacía falta. Quedan muchos flecos al aire, resoluciones deslucidas, escenas alargadas bastante aburridas y un final con calzador. Pero es que la propuesta es ambiciosa, el riesgo tenía que notarse. Y merece la pena aunque fuera solo por los números musicales, que son una gozada ("Días de coreografía") y/o un despiporre ("El perfume del amor"), así como por esa irreverencia de atreverse a jugar a la alquimia con Cristo-Jesús y Cristal-Jeanette Rodríguez :). Haced clic en las fotos, que lo váis a flipar.
En fin, que la tertulia sobre esta peli daría para mucho. Y a algunos incluso les daría para sesiones de psicoterapia...


Recuerdo los días de coreografía...

Por cierto, hermanos de la Inquisición, he de confesar que hace días que siento un remordimiento. ¿Me permitís una confesión?
Y es que no puedo sacarme de la mollera los $%@# temas musicales de esta peli. Entran con vaselina y luego no te dejan ni dormir. ¡Son como una droga! Y no hablo solo del tema estrella "El perfume del amor", sino de temazos secundarios que harían las delicias de un karaoke infantil como "Ten fe" o "Días de coreografía". No es de extrañar que estos temas estén firmados por Alejandro Sergi, del grupo Miranda!, banda fetiche de la Inquisición. Puede que estos temas tengan la calidad artística, y el punch, eso sin duda, pero macho, están a la altura de "Chispita y sus gorilas". ¡Qué vergüenza, señor! ¿Estaré viviendo una segunda infancia? ¿O es que me afectan esas clases de catequesis que doy jóvenes de familia rica? ¿Estará la Inquisición en proceso de regresión mental?

Ojalá.

Saludos churruscados!

sábado, 28 de mayo de 2011

Un movimiento sexi

Peli: "Tournée"
Puntuación: 8/10



Otra cosa no, pero a los distribuidores rusos hay que reconocerles bastante puntería a la hora de elegir estrenos de autor. "Tournée", estrenada hace dos o tres semanas en España, ya pudo verse en Moscú hace la tira de tiempo. En su momento no la vi porque a) no tenía ni idea de que lo que era y b) pensaba que estaría en francés. Y bueno, mea culpa, porque la peli sí que traía ruido del año pasado y no, no es... toda en francés. Se llevó el premio al mejor director en Cannes y arrasó en nominaciones (al final no se llevó nada) a los premios César 2011, esos que dan los franceses una vez al año, en febrero.



La peli trata de un show de variedades que va de gira por Francia con un grupo de chicas americanas, todas talentosas, voluptuosas y maravillosas. El productor, Jochim, interpretado por el mismo director, Mathieu Amalric, que ya me llamó la atención como villano en la patochada esa de "Quantum of Solace", es un encantador y un perdedor a la vez. Amalric interpreta a la vieja gloria que una vez lo tuvo todo en el mundillo y que ahora vuelve y fracasa como es lógico al intentar ser profeta en su tierra.



El encanto salvaje de las chicas contrasta con el aire desesperanzado del protagonista, que sin embargo irradia un carisma y un sex-appeal tan salvaje como el de las propias jamelgas. El ojo del espectador, privilegiado voyeur, juega a ser un mirón desde el principio, en la primera escena -cómo no- en el camerino de las chicas, y desde allí se hace testigo del día a día de la gira, atisbando a veces entre bastidores al espectáculo de cabaret, un regalo de sensualidad, alegría y plenitud. Es imposible no hacerse cómplice inmediato de ese Joachim, una personalidad arrebatadora, suma de opuestos, domador de las leonas, pero domador domado.

No sé cómo explicarlo, pero I FUCKING LOVED IT. Me parece un peliculón. Preciosas las imágenes, arrebatadoras las chicas, adorable el protagonista. Hay algo magnético en el lenguaje de Amalric. Se trata de un cine de madurez, de historias latentes más que explícitas. Cómo decirlo. Si fuera una novela, me habría deleitado en la forma de escribir del autor más que en el argumento. Pero afortunadamente no se trata de una novela. Si no, no habría flipado tanto con los numeritos de vedettes tan explosivas como Julie Atlas Muz, Mimi Le Meaux, Evie Lovelle o Dirty Martini. Esto es vida.


Pa habernos matao

Recomendación de la Inquisición. Hail!