lunes, 24 de agosto de 2009

Formas de decir adiós


Peli:
"Okuribito"
Puntuación: 8/10



"Okuribito" ("Despedidas", o "Departures" en estos lares) fue un éxito de taquilla y crítica en Japón el año pasado, antes de todo el subidón post-oscars. La obra de Yojiro Takita dio la sorpresa este año en la ceremonia al ganarle la estatuilla al resto de sus contrincantes, entre las que se encontraba "Vals con Bashir".
"Okuribito" significa -perdonen los entendidos si me equivoco- algo así como "Los que envían", o mejor aún, "los que despiden". Se trata de un drama familiar que ha calado hondo en el público al tratar varios temas universales como la muerte, el trabajo o las relaciones familiares de un modo directo, amable y con mucho humor. No me sorprende constatar que el director es el mismo de "Onmyoji" otro peliculón, por cierto.


Desmitificando a la señora de la guadaña

El estreno español ha tardado en llegar, pero la espera ha merecido la pena. Se agradece algo así, tan agradable y sencillo, tan japonés en sus anacronismos, sus clichés. Porque la gracia de "Okuribito" es que se trata de una peli muy extranjera, muy japonesa, pero que llega al público con una universalidad total. Los giros, los puntos culminantes y el desenlace se ven venir a la legua, de acuerdo. Pero es muy bonito dejarse arrullar. No es de extrañar por eso que se haya llevado el premio de la conservadora academia hollywoodiense.

Por el lado bueno, todo lo demás.
Una gozada de interpretaciones, sobre todo la de Tsutomu Yamazaki, el jefe del protagonista. Este veterano actor, a quien ya vimos en "Tampopo", roba cada plano en el que aparece. El actor principal, un divertidísimo Masahiro Motoki, brilla especialmente en su inesperada vis cómica.
De todos los temas de la película me pareció especialmente interesante el del trabajo, ese orgullo que destila una persona que disfruta con su oficio. Los japoneses saben como nadie hacer del trabajo una virtud y un camino de perfección. Es algo muy japonés que difícilmente podría ser creíble en una peli occidental, quizá porque se trata de algo que los occidentales no hemos tenido nunca... o quizá perdimos por el camino.
El tema bien vale una reflexión.

Saludos churruscados. "Okuribito", pulgar hacia arriba.
Otsukaresamadeshita!

martes, 18 de agosto de 2009

Enemigos lúbricos: sopor en digital


Peli: "Enemigos Públicos"
Puntuación: 3/10



¿Qué me traéis esta vez, esbirros míos? ¿Una de gángsters? Ah, protagonizada por los lúbricos Depp y Bale... ummm... a ver, a ver...
[abre el envoltorio]
Aaagh! Pero ¿qué mierda es esto? ¿Otra vez gato por liebre? Por Belcebú! Hasta la Inquisición se come los reclamos de Hollywood! Malditos perros rastreros!

"Enemigos Públicos" trata sobre los esfuerzos de un incipiente FBI por pillar a los atracadores de bancos más infames de la Gran Depresión. El más famoso, John Dillinger, está interpretado por Johnny Depp. Christian Bale le pone el rostro al sabueso perseguidor, Melvin Purvis.
El guión está basado en el libro del mismo nombre, de un tal Bryan Burroughs. En estricto orden cronológico se nos describen las hazañas y felonías de los protagonistas, enamoramiento de Dillinger, más felonías, y final dramático y cantado. Todo sin apenas matices, con unas cámaras cercanas y toscas, en formato digital. El plano típico es medio, un poco demasiado cerca, muy asimétrico. El guión, sencillo y frío, pasa por encima de todo lo que cree necesario contar, que no es mucho.

Admito sin pudor que no he visto ninguna película de Michael Mann hasta hoy. Y puede que sea la última, porque me ha parecido un tostón supremo. No me aburría tanto desde que vi "Valkiria". La primera parte solo muestra una fuga y un par de atracos que bien podrían haberse ahorrado, porque no dicen apenas nada. Ni impresionan ni entretienen. A la mitad, cuando detienen a Dillinger, la peli parece que va a levantar el vuelo. Pero no es así. Pronto vuelve a su estilo narrativo cejijunto y soso. En la segunda parte los acontecimientos se van precipitando a paso de tortuga y al final llega el final, bastante cursi, por cierto. Y ya. En realidad la segunda parte también podrían habérsela ahorrado.

Es como si nos contaran una historia así:

"Pues... hay un atracador de bancos que... atraca bancos. Y... hay unos tipos del FBI que... quieren detenerle. Sí. Y... -ejem- hay... Bueno, uno de los atracadores es Johnny Depp. Ah, y se enamora de una chica, sí. Esto... ¿qué más? ¿Te he dicho que atracan bancos?"

O este director es una nulidad contando historias o es que han intentado ser tan fieles a los hechos reales que no han contado -han creado- nada más. Lo único que queda es Depp poniendo poses, Bale haciendo alarde de cejas negras y gordacas y algún fotogénico tiroteo nocturno. Porque el video digital por la noche queda guay, pero en las escenas diurnas y al aire libre canta por peteneras.


He´s gonna f***ing kick your f***ing ass

Total, película sosa, aburrida y mal cortada. Vamos, carne de hoguera. No perdáis el tiempo con ella, mejor leerse otra vez ese "Mortadelo" ajado o comerse una rodaja de melón. Además es más barato. Quedáis advertidos!
A LA HOGUERA! HAW HAW HAW!

lunes, 3 de agosto de 2009

Pixar, tocando el cielo


Peli: "Up"
Puntuación: 9/10



Con "Up", los artistas de Pixar vuelven a traernos un cuento delicioso, con humor, emoción y personajes memorables. ¿Era posible mantener el listón de "Wall-e" o "Ratatouille"? Pues sí. Lo han vuelto a hacer. Y van diez.


A volar!

Esta vez nos cuentan la historia de un anciano gruñón y su aventura con su casa voladora. El adorable personaje, Carl Fredriksen, un inspirado cruce entre Spencer Tracy y Walter Mathau, emprende el viaje de su vida en su propia casa, levantada por cientos de globos de colores. El cuento apela a todo aquel que algún día ha deseado volar (o sea, a todo el mundo). La película, como la casa, levanta el vuelo desde el principio con un prólogo increíble sobre la infacia y vida de Carl y su mujer. Solo este prólogo es una pequeña obra de arte en sí mismo y compensa de sobras el precio de la entrada. Los sabios de Pixar han vuelto a rizar el rizo en la composición narrativa sin palabras.

El prólogo: lo mejor de la película

Con la llegada a América del Sur la peli pierde cierto fuelle, pero lo recupera poco a poco gracias a la afortunada aparición de nuevos y acertadísimos personajes secundarios y al entronque con la trama principal de la búsqueda vital de Carl. En esta segunda mitad la casa se convierte poco a poco en una metáfora de diversos significados: por un lado representa a la esposa fallecida, que en forma de globo aerostático improvisado ayuda a los protagonistas a levantar el vuelo, viajar, y hasta defenderse de los peligros. Por otro, y progresivamente, la casa pasa a ser un mero lastre del pasado, del que Carl tendrá que aprender a deshacerse para sobrevivir.

Momento para la reflexión: ¿Por qué Pixar tiene unos primeros actos tan sublimes y unos segundos actos tan mediocres? Esto pasa especialmente en "Wall-E", con esa segunda parte tan floja, en la nave llena de gordos. En "Up" también ocurre un poco lo mismo, pero en menor medida, afortunadamente.
Yo lo veo claro. Se trata de Disney. Hay que vender juguetes. Y toca persecución (para el videojuego). O quién sabe. Quizás Disney es una ayuda para Pixar. Sin la pátina de comercialidad, a lo mejor las pelis serían de otra manera. ¿O levantarían más el vuelo? Es difícil decirlo.

Pese a todo, aun con el pesado lastre disneyano, la peli toca el cielo. Es una verdadera delicia cargada de genio, sentido del humor sutil e inspiración. Obras maestras o no (el tiempo lo dirá), a día de hoy no hay que perderse ni una peli de Pixar. Son necesarias, maravillosas, geniales. Le hacen a uno salir del cine con una sonrisa bobalicona e infantil que no tiene precio.



Absolutio suma!

domingo, 2 de agosto de 2009

Cachondeo infernal


Peli:
"Arrástrame al infierno"
Puntuación: 8/10



A la última de Sam Raimi llega uno colmado de expectativas. Casi temeroso de que no se cumplan. Otra de terror, después de tantos años desde "Evil dead" y con "Spiderman" de por medio... glub. Luego empieza el show y realmente es descojonante, menos mal. Descojonante, pero hay algo que falla. ¿Seré yo?
Lo que sí hay que reconocer es que el maestro imprime su sello y su gusto en todo lo que hace. Mal gusto, pero gusto al fin y al cabo. Demostró su talento en lo puramente comercial y ahora vuelve a sus orígenes conjugando su consabida mala leche con la maestría adquirida para aplacar al gran público. La buena noticia es que leche sigue mala, muy mala.

"Arrástrame al inferno" es una lección de cine explícito, sin ningún atisbo de sutilidad. Es un chorro de vómito directo a la cara. En realidad es una cabronada para el espectador desprevenido (lo que nos resulta extremadamente divertido en la Inquisición). El argumento es sencillo: una empleada de banco, Christine, le hace una putada a una vieja y ésta le echa una maldición gitana. A partir de ahí empieza el baño -literal- de víscera y mala uva.
Desde el principio de la película queda claro el mecanismo: sustos. Sobresaltos. Subidas de volumen de THX de 0 a 100 que le dejan a uno sordo en conjunción con efectos, chorretones de líquidos pastosos, y máscaras de látex. Y sobre todo, mucha guasa. A partir de entonces, más o menos funciona como una montaña rusa (¿o quizá como "El tren de la bruja"?): se trata de prepararse bien para cada susto-caída, que casi siempre se ve venir a la legua.


Christine momentos antes de ser babeada

Lo mejor es que uno se lo pasa muy bien. El estilo de Raimi es un género en sí mismo: burdo, grotesco, genial por momentos. Se podría definir como terror, pero yo prefiero llamarlo cachondeo. Eso sí, bañado de terror: cachondeo terrorífico.
Además el muy cabrón consigue metérsela al espectador más de una vez y uno se va a casa rememorando momentos míticos que van creciendo y ganando en la memoria.
Lo peor... la sosa interpretación de la prota, que desluce el resultado final. La comercialidad tan banal, la "carne para los leones". El burdo con tirabuzón, que acaba empalagando y recordándole a uno que no se trata de otra cosa que trash. Eso sí, de calidad.

La Inquisición SE MUERE DE AMOR por esta película.
Me grita en el oído, me muerde la oreja, no me deja ni pensar, como una mosca cojonera. Sus virtudes igualan a sus vicios. Es excesiva, brutal, tonta e inteligente, decepcionante y sorprendente a la vez. Me quito el sombrero y me lo como.
A LA HOGUERA, SÍ! PERO CON UN OCHO!