martes, 29 de octubre de 2013

Elegí un mal día para salir al espacio


Peli: "Gravity"
Puntuación: 7 (+1) 







Buenas, amigos de la Inquisición.
Hay que ver lo último de Cuarón, dicen los profetas. El muchacho lo peta por todo el mundo con "Gravity", la nueva ficción de catástrofe espacial que ha revolucionado el género. Solo en EEUU ya está cerca de los 200 millones de dólares de taquilla, por lo que doblaría el coste que tuvo la peli, la friolera de 100 millones. No está mal si tenemos en cuenta que se trata de un proyecto en el que solo participan dos actores, Clooney y Bullock. Claro que después de verla uno entiende a dónde se fue toda esa pasta...

































Ya sabéis de qué va la historia, unos astronautas gringos en misión de rutina sufren un accidente. Los náufragos espaciales Kowalski y Stone tienen que buscarse la vida para sobrevivir y volver a la Tierra en un tiempo límite y contra todos los elementos. La novedad del film es que todo se cuenta casi en tiempo real y prácticamente en primera persona usando lo ultimito en tecnología 3D. El objetivo: gran entretenimiento de calidad elevado al cubo. El dire ya es una vaca sagrada para la Inquisición solo por su mítica "Children of Men", una de las mejores pelis -sin paliativos- de los últimos diez años. Nada más que por eso tenía que volver. Y mereció la pena pese a mi gran problema con el idioma, y no hablo del inglés. Permitidme un quejoso paréntesis...

Como sabéis y no dejo de repetir, viviendo en el extranjero uno no tiene más remedio que tragarse las pelis para masas en el idioma del país, o sea, en ruso en este caso. Mi nivel de ruso después de unos tres años de exposición al idioma sigue siendo intermedio-bajo, pero todas mis expectativas se frustran cuando voy al cine. Y eso que los doblajes rusos han mejorado un montón, ya no es el timbre rancio y monótono superpuesto al idioma original. Ahora los dobladores interpretan y por supuesto adaptan bromas, giros idiomáticos, lenguaje técnico... Pues bien, one more time me meto una galleta descomunal intentando entender una peli. El léxico que entró por mis orejas y pude descodificar se limita a las palabras NASA, perro, mayday y una serie limitada de nombres propios (dos: Kowalski y Stone).

Aun así (fin del lamento, gracias), y con mis limitaciones lingüísticas, la peli es una gozada. Hay momentos en los que uno siente verdadero vértigo. En plano cercano los astronautas trabajan. La cámara sigue dando vueltas sobre si misma y uno vuelve a perder el centro de gravedad hasta que allá aparece de nuevo la Tierra como punto de referencia, una y otra vez. ¡Loor a los efectos especiales! Esto sí que es un paso adelante en el uso de tecnología en el cine.

Pero los efectos no son todo y Cuarón lo sabe. Sabe que necesita darle dimensión también a los personajes para que podamos compartir su viaje con interés. La clave del buen cine de catástrofes (que yo aprendí con Cameron pero que está ahí desde mucho antes) consiste en hacer olvidar al espectador por un momento el contexto. Llega el iceberg, pero de momento ni te acuerdas porque estás más pendiente de la relación entre los personajes y de lo que traen consigo a este preciso momento. Verosimilitud y buenas historias. Pues bien, Cuarón hace fácil lo difícil y lo consigue con solo dos personajes. ¡Y uno de ellos es Sandra Bullock!

Dame un chance, Chumari, arfavó
En lo negativo, que hay poco, solo que los momentos in extremis son demasiados. Vale que la situación esté chunga, pero a Sandra Bullock la ley de Murphy le hace la puñeta con tirabuzón, parece la coña de "Aterriza como puedas", todo sale mal. Dada la ya evidente comercialidad del film a lo mejor no hacía falta convertirlo en un paseo en lanzadera estilo parque de atracciones. De hecho es que me recordó a las sensaciones de las atracciones de Universal Studios o Disneyland, pero sin asientos que se mueven, y de 90 minutos en lugar de 15. Por otra parte, ole sus mengues. Ir al cine tiene sentido una vez más. Los distribuidores y dueños de salas deberían estar agradecidos a Cuarón por hacer la mayor contribución a la salvación del chiringuito desde "Avatar". Porque esta peli no tiene mucho sentido fuera de una sala con sonido brutal y buena tecnología 3D. Es que hay que verla así.

Además está el gusto del director por su propio cuento, un guión original de él y de su hijo llevado a lo sublime. El detalle de los símbolos, el buda sobre el panel chino, el icono sobre el ruso o... Marvin the Martian en el éter de la lanzadera americana. Y las metáforas visuales de renacimiento tan poco sutiles pero coño, tan bellas, con Sandra Bullock flotando con correa-cordón umbilical (nunca tuvo tanto sentido el término nave nodriza) y saliendo de las aguas a la vida, una segunda oportunidad que casa, enfatiza y da sentido a su historia de fondo.

Y sobre todo, el momento final, genial, que demuestra el triunfo del film, en el que me sorprendí musitando una palabra de tres sílabas que tira hacia adentro y da sentido a la palabra terrícola.
Claro, la gravedad, ya me había olvidado de la gravedad.

Absolutio.