miércoles, 8 de enero de 2014

Me crecen los enanos


Peli: "The Hobbit: The Desolation of Smaug"
Puntuación: 6/10







En teoría poco habría que comentar sobre la segunda entrega de "El Hobbit". Las objeciones surgen a raíz del propio concepto y la perspectiva de la Inquisición ya quedó clara hace un año. Pero me gustaría contaros por qué la segunda parte me gusta un poco menos que la primera. Si había objeciones, ahora hay molestias claras. ¡Me crecen los enanos!






















En esta segunda parte seguimos a Bilbo Bolsón y a sus barbados amigos hasta la Montaña Solitaria, no sin antes pasar por la casa de Beorn, el Bosque Negro, las mazmorras del rey elfo, el viaje en barriles y la escala en Esgaroth, la ciudad del lago. Por fin veremos a Smaug el terrible y poco más, la tercera entrega se ocupará de contarnos la Batalla de los Cinco Ejércitos. 

Terminaba mi reflexión de hace un año diciendo que Tolkien probablemente habría bendecido esta versión de su hobbit. En la segunda entrega ya no estoy tan seguro. La decisión comercial de expandir el cuento para hacerlo precuela del anillo afecta ahora de forma más negativa. Por un lado en la profusión de escenas "de relleno", la mayoría de acción. Por otro, al añadido de personajes y líneas narrativas que en el libro o no existían o quedaban solo sugeridas. Lo más sonado en este aspecto ha sido la aparición de los elfos Legolas y Tauriel y las incursiones de Gandalf en lugares chungos como Dol Guldur.

Gandalf, tú ve tirando pa Dol Guldur y yo te alcanzo si eso












Los momentos estrella en esta parte serían sin duda la escaramuza con las arañas tras el largo calvario del bosque, el viaje en toneles, el hallazgo de la puerta secreta y por fin el encuentro -y diálogo- de Bilbo con Smaug, un momentazo del libro. 
En la peli es otro rollo. Peter Jackson se lía la manta a la cabeza y se pasa tres pueblos con las licencias metiendo escenas superfluas que son más superfluas que nunca. No me molesta mucho que metas una heroína elfa, por la igualdad de sexos y la llamada al público femenino, vale el rollo comercial de que salga Legolas, de acuerdo. Pero separar a los protagonistas con una argucia argumental de poca monta y montar pifostios en plan parque temático ya me parece un poco demasiado.

Sobre todo porque todo este circo desplaza en relevancia a los momentos clave. A la peli en mi opinión le faltan momentazos míticos. Parece que Jackson se ha visto obligado a elaborar una parafernalia que llene una trilogía y de repente -y de forma no menos irónica- tiene que recortar muchísimo del libro, sobre todo de la primera sección. La escena de Beorn dura como cinco minutos, y la parte del Bosque Negro en particular está hecha como deprisa y corriendo. El bosque negro debería haber sido un sitio oscuro, reverencial, casi como unas minas de Moria. Y en esta peli parece un mini-golf.

Uf, qué alivio, ahí abajo hay una peste a pies...










El departamento artístico de esta saga siempre se ha caracterizado por alcanzar la excelencia. "La desolación", sin embargo, me pareció estéticamente irregular y deslucida en comparación con las demás, y no solo por el bosque. En algunos momentos de los rápidos hay planos que parecen filmados con un i-phone. ¿Y soy solo yo o la escena en que Sauron se convierte en ojo es ridícula como poco satisfactoria? Por momentos me pareció estar viendo una saga menor, como una producción hecha para televisión.

No es por seguir tocando los cojones, pero OTRA cosa que me llama la atención es lo antipáticos que resultan los personajes. Será por el tono grandilocuente de la saga, que no tiene nada que ver con el libro, pero los personajes están como quemados todo el rato, como si les acabaran de bajar el sueldo. ¿Qué pasó con esas cancioncillas? El tono jocoso y un poco inconsciente del cuento se cambia por el rollo apocalíptico más propio de la trilogía del anillo y la verdad, no sé si me gusta del todo. En el libro Beorn era mucho más simpático, los enanos eran más graciosos, hasta Bilbo caía mejor. Por no hablar del gilipollas de Legolas, que desde luego sale a su padre. Orlando Bloom y su uni-gesto de encabronado no cambian en toda la peli.

Es que me molestan taco las lentillas













No me malinterpreten, sigo siendo defensor de Peter Jackson y me parece que su visión es correcta y bien actualizada. Lo que pasa es que cae víctima del propio éxito de la primera saga. Gran parte del tiempo uno está deseando que la peli no termine nunca, y las partes del dragón con Bilbo me parecieron muy deleitosas. También son muy buenos los actores nuevos, mención especial a Alfrid, el mejor secuaz del año, un divertidísimo Ryan Gage, sirviente asquerosito del alcalde de Lago, Stephen Fry.

Sin embargo otra gran parte de la peli uno se siente como un canelo, sentado en un patio de butacas lleno de otros canelos que están perdiendo el tiempo mirando cómo unos orcos se dan de tortas infinitas y aburridas con elfos una y otra vez. La lucha de Legolas en especial es infumable y falta de emoción (sabemos que no va a morir, hello!) y las partes del bosque de cartón piedra realmente mal contadas, como con ganas de acabar rápido y llegar a lo importante que es... ¿una historia de amor entre un enano y una elfa? Y que conste que no me molesta mucho, el rollo de amor interracial es muy tolkieniano, lo que me fastidia es que todo esto vaya en detrimento de lo que debería ser más importante. El resultado es que la saturación de elementos fastidia un poco el tapiz general. Más que llamarse "El Hobbit" esta peli debería llamarse "Variaciones sobre el Hobbit de Tolkien, por Peter Jackson".

En fin, una secuela esperada y esperable, que deleitará a los fans acérrimos y aburrirá a los indiferentes. A los demás, pues realmente ni fu ni fa, es prescindible dependiendo del número que calces en el universo de espada y brujería.

¡Nos vemos dentro de un año!

Absolutio.