sábado, 26 de marzo de 2011

Peor que la ficción

Hola a tutti, seguidores de la Inquisición.
¿Seré yo o nos estamos volviendo locos? O a lo mejor siempre ha estado pasando. Ya en los años setenta Mafalda comparaba los conflictos palestino-israelíes con "Tom y Jerry".
Me refiero, amigos míos, a lo mal que va el mundo. A veces la Inquisición hasta se siente un poquito mal dando la espalda a la realidad y buscando refugio en la ficción, siempre en la ficción. Porque de esto se trata muchas veces, ¿no? De escapismo. Nos fugamos de nuestra trillada realidad a través de la pantallita, que nos sirve a muchos como balón de oxígeno para las neuronas, castigadas por la batalla diaria.


A mí me da más miedo el de las charreteras

Y no hablo de aburrimiento, no. Ojalá. ¿Quién necesita ir al cine cuando basta poner la radio para escuchar una versión de "Campo de Batalla: La Tierra" o "La guerra de los mundos"? Es que el día a día lleva consigo historias que ponen los pelos como escarpias. Hace meses que veo o escucho las noticias aquí en Moscú y me parece que el mundo es un circo que se cachondea de nuestras pequeñas escapadas desafiándonos a encontrar algo peor. Guerra en Libia, Gadafi el loco, intervencionismo. Horror en bruto, decadencia, intereses políticos y económicos que le hacen sombra a cualquier película de Greengrass. Terremoto y Tsunami en Japón, ríete tú de "The day after tomorrow". ZP y Rajoy bailando claqué como Astaire y Ginger Rogers, o como los payasos de De la Iglesia.

Al fin y al cabo, dijo Aristóteles en su poética que el objetivo de la ficción es retratar la realidad y ser lo más fiel posible. Pero ¿qué pasa cuando la realidad supera a la ficción? Nuestras invasiones extraterrestres no son nada comparadas con el circo que vivimos día a día.

De este panorama, uno de los más negros que se han visto nunca, quizá lo peor sea que las cosas no tienen mucho arreglo y no tenemos muchas razones para ser optimistas. Que la clase dirigente no se dirija a sí misma y sea una marioneta de los verdaderos líderes del mundo, los que van a ocuparse de que las cosas sigan así de jodidas, quizá es lo peor. Para eso sirve ver documentales como "Inside Job", una raya en el agua.


Gadafi es un pardillo comparado con estos tres, los verdaderos villanos de la película

¿Por qué ocurre siempre lo mismo, especialmente en EEUU? Los medios y las artes reflejan la realidad y la denuncian, pero nadie hace nada. Parece que las frustraciones del pueblo se ventilan a través del cine y la televisión. La fuerza se va por la boca. Unos cuantos pirados protestan, pero son tachados de rojos o intelectuales. O de actores. Mirad por ejemplo el fenómeno "South Park" (rememoro en especial un capítulo llamado "Cancelled", visionado obligatorio). ¿Unas risas o el verdadero dedo que se pone en la consabida llaga? Será quizá por el control de los medios de comunicación, que la gente al final no se pone de acuerdo, unos cuantos frikis se quejan, pero aquí no ha pasado nada. Obama vuelve a poner de consejero económico al hijoputa que provocó la crisis, ese que tiene un yate y un jet privado pagado por... nosotros.

Los españolitos tenemos el carnaval de Cádiz, pero después también nos quejamos. En la radio, en la prensa. En la tele, también a veces. En ocasiones hasta salimos a la calle. Quiero pensar que no somos tan tontos, que todavía no nos han lavado el cerebro. ¿O sí?

No os preocupéis, que Tomelloso no duerme. Y ay del día que se decida a salir a la calle. Que todavía no me han visto cabreado. ¡A las barricadas!
(Pero bueno, eso será mañana. Ahora tengo que ver los resultados del partido y mirar mi correo. Eso después de ir a comprarme unas polainas nuevas a "Zara", que está de rebajas. Y a lo mejor voy al cine. "Sucker Punch" y palomitas con caramelo... mhmm... [bostezo] A las barricadas... ya me llamáis si eso. Enga.)

sábado, 19 de marzo de 2011

Estreno de "Hierro" en Moscú


Peli:
"Hierro"
Puntuación: 6/10



Nos llueven los estrenos en español en Moscú, amigos. En menos de tres semanas han pasado por las pantallas moscovitas éxitos tan dispares en temática y fechas de estreno como "Balada triste de trompeta" (ua ua), "Biutiful" y "Hierro". Por qué ahora de estos estrenos, nadie lo sabe. Sospecho una confabulación entre los nietos de Santiago Carrillo y el Kremlin. Me cuadran "Balada" y "Biutiful". Lo de "Hierro", je ne sais pas.
De "Balada" ya dio buena cuenta Penitenciagite y poco más tengo que añadir. Truño y pasada de página. "Biutiful" me da perezón. Eso nos dejaba "Hierro", una interesante propuesta estrenada en Sitges hace ya dos años que recibió críticas muy encontradas. Lo que nadie puso en tela de juicio en su momento fue el talento de la prota, Elena Anaya.



"Hierro" se llama así por la isla en la que tiene lugar la mayor parte del metraje. Un niño se pierde en el ferry de viaje a la susodicha y su madre tiene que superar y enfrentar los fantasmas (literales) de la pérdida. Todo se ve a través de los ojos de la protagonista, a la "Shutter Island", y claro, con este narrador tan poco fiable el espectador curtido no puede hacer más que desconfiar desde un principio. Y bien que hace.
Estamos ante una propuesta valiente con cierta mezcla de géneros. Básicamente se trata de un thriller psicológico con tintes de terror.

Lo que tiene a favor el dire, Gabe Suarez, es la pulcritud de la imagen, cuidadísima, que resulta en la creación de una atmósfera crujiente y perfecta. A todo esto ayudan los paisajes naturales de la isla de Hierro y una Elena Anaya que aguanta la peli y lo que le echen. Ella está muy bien (y además tiene muy buen culete). En contra, pues un guión quizá que peca de demasiada sencillez y que tiene algunos momentos de bajona, como que no da para un largo. Especialmente poco después de la pérdida del hijo hay un buen rato de relativo sopor que se sobrelleva como se puede. Aquí empieza lo otro malo, el rollito "efectitos" a lo pato negro de lo más aronofskiano, que a veces provoca el arqueo de ceja. Como poco. Muy innecesario a mi parecer y a veces bastante irritante. Creo que lo que se pretende es sorprender al espectador y mostrarle cómo ve la realidad la prota. Me parece. Pero ella no se cosca, por otra parte. No sé, quizás es que es demasiado sutil para una mente tan obtusa como la mía [modo ironía OFF].

En lo bueno, repito, la cuidadísima realización, que consigue lo más importante: crear una atmósfera. Hay momentos simplemente muy fotogénicos, y no hablo solo de los desnudos de Elena Anaya, una dirección artística, dejenme decirlo, de quitarse el sombrero y unos efectos especiales en su puntito. La música, estridente a veces, llama demasiado la atención. Otras veces acertada y sugerente, como en la escena del baño en la playa.
Y claro, el final. Que se adivine o no, remata bien el cuento. Menos mal.
En resumen: un buen ratito y una sorpresa agradable de la que esperaba menos.


Elena Anaya, musa pasada por agua

La ecuación: "Aparecidos" + "Shutter Island" + "Cisne negro"= "Hierro"

(Explico la fórmula. "Aparecidos" por el trato de la imagen y uso de niño -rememoro cierta escena en especial con primer plano subacuático-, "Shutter Island" por isla con narrador poco fiable y giro con tirabuzón -esperadísimo y bienvenido- al final. "Pato negro" por efectismo raro-malo, prota tocada del ala y todo lo demás).

Absolutio, sí.

domingo, 6 de marzo de 2011

Pato negro, pato blanco


Peli:
"Black Swan"
Puntuación: 6/10



Escribe la Inquisición después de haberlo rumiado mucho y salva al pato negro por los pelos (o por las plumas). Al borde de la herejía a cada paso, Aronofsky juega peligrosamente con los delitos capitales de artificiosidad y efectismo y devanea con un juguete muy caro haciendo más caso a la forma que al fondo. Ojito. Le salva un-llamémoslo- talento propio especialmente afín para el tema en cuestión, unos intérpretes entregados (véase Natalie Portman y Vincent Cassel) que levantan el chiringuito gracias a su carisma y sobre todo, por qué no reconocerlo, los temazos de El lago de los cisnes del maestro Tchaikovski.

Darren Aronofsky ha demostrado que es capaz de lo mejor y de lo peor. Cuando se deja llevar por el artificio y la pedantería le salen pestiños como soles. Recordemos "The Fountain" sin ir más lejos. Me cito a mi mismo, y es que cuando los directores se rinden al cordero de oro del esteticismo vano y estéril, apaga y vámonos. Arofnosky es muy de eso, de alargar un cuento que no da ni para un corto y convertirlo en un árbol de navidad. Sin embargo, en "The Wrestler" sí demostró que también es más que capaz de contar bien una historia. Cuando quiere.



La peli, como sabéis, trata de una bailarina de la compañía de ballet de Nueva York que recibe el papel de su vida: el del cisne blanco-cisne negro, doble papel protagonista de la famosa obra de Tchakovski. El peso de la responsabilidad y el miedo a no estar a la altura empiezan a crear en Nina, la bailarina, unos nervios que hacen peligrar su salud mental. Los temores que le acompañan, la ansiedad y las dudas, se acrecientan cuando el director de la compañía, Thomas, interpretado por Cassel, le aprieta las tuercas para que se relaje y se olvide de la técnica al intepretar al cisne negro, que se supone tiene que seducir y ser un personaje más pasional que su némesis. Es cuando Nina empieza a enfrentar los fantasmas de su vida personal a través del personaje. Nina se descubre un cisne blanco encorsetado y entregado al trabajo debido en parte a una madre algo tiránica que le ha impedido desarrollar otros instintos, entre los que destaca una sexualidad reprimida y una pasión desbordante y egoísta por el triunfo, precisamente lo que necesita su cisne negro.

Sin pecar de reduccionistas, podríamos decir que "Black Swan" se caracteriza por explorar los nocivos efectos del estrés del trabajo. Nosotros, curritos de a pie, también hemos sentido los azotes de la responsabilidad alguna vez*, ¿que no? No me quiero ni imaginar las pesadillas que tendrán Rajoy y ZP por las noches. Ríete tú de los desvaríos de Aronofsky. Pero me voy por los cerros de Úbeda...

Creo que ahí radica el éxito de la fábula, el rollito de la dualidad dentro de uno mismo. El yin y el yang, el malo y el bueno, el PP y el PSOE, etc.
No hay que ser Einstein para darse cuenta de la fatalidad de la historia, que relaciona el argumento de El lago de los cisnes con la propia vida de Nina. Cisne blanco enamora al príncipe, pero llega el cisne negro, lo seduce, y el cisne blanco se tira por una peña. En fin. La duda de Nina, que se toma su curro tan en serio, consiste en ser a la vez el pato negro y el pato blanco. Y vaya si lo consigue.


En ocasiones veo patos

Todo funciona bien pero podría ir mejor si no fuera por la endemoniada saturación de efectos de Aronofsky. El director recarga la peli con sustos, subidones de tensión y efectos de sonido marrulleros, más afines a una peli de terror japonesa de serie B, con la intención de dejar claro que Nina está como una chota. ¡Viva la sutilidad! Al final tanto choricillo acaba con la paciencia de uno en plan "vale, ya lo he pillado". El efectismo nos habla de demasiadas cosas: metamorfosis, homosexualidad reprimida, posible frigidez, madre posesiva, complejos de edipo, dualidad, esquizofrenia... uau, para el carro, Aronofsky.

Además no hay ninguna evolución en el personaje. Empieza loca y termina loca, con énfasis al final. El director siempre le está gritando y poniéndola verde delante de la compañía, porque baila como el culo. Y no mejora nada a lo largo de la película. Si acaso, va a peor. Si es así... ¿por qué carajo no la sustituye? ¡Si además está loca! Nina ve fantasmas desde ANTES de que le den el papel. Por eso el cambio de personalidad al final, el día del estreno, descoloca un poco. De hecho a mi cuando se puso de pato negro, mirando a la cámara con los ojillos rojos, me dio un poco la carcajada. Y encima el final sumamente cursi, con frasecilla cliché... brrr.
Es como Cronenberg para marujas. Mucho faroleo, mucho efectismo para impactar al vulgo. Pero no se me asusten, que Nina triunfará.
Más pato que cisne, un discurso frenético pero comercial.

Absolutio... por las plumas.

*Sin ir más lejos yo el otro día tras una sesión de tortura inquisitorial me levanté con un fuerte dolor que me hacía pinza en el cuello. Al mirarme en el espejo mi reflejo me sorprendió haciéndome un gesto obsceno y repetitivo con mi peluche favorito. ¿Veis? Pasa en las mejores familias.