viernes, 23 de marzo de 2012

Fueras de serie

Previously, on "The Spanish Inquisition"...

He de reconocer que me vengo resistiendo a hablar de series, principalmente por dos razones. Una, por principios inquisitoriales. La Inquisición habla de cine, no de televisión. Y cuidado que no quiero decir que uno sea mejor que la otra, ni mucho menos. Es que son cosas diferentes. Dos, he de reconocerlo, porque el espíritu de la Inquisición requiere que haya una posibilidad de quema. Y uno cuando se pone a ver una serie que no merece la pena, pues la deja y en paz. Pero si la ves hasta el final, es que lo mereció.
Por eso, si habláramos de series en la Inquisición, solo habría absoluciones. Y eso no vale.

Pero eso es lo que pensaba hasta ahora. La realidad es que de un tiempo a esta parte las series han encontrado un lenguaje muy potente y un buen público, fiel y dinámico, gracias a la nueva distribución por la red además de la tele, y en general le vienen dando trescientas mil vueltas a lo que vemos en cine. Hay que admitirlo, hay una cantera espectacular en las producciones para televisión, tanto que las mismas vacas sagradas se están pasando al formato. Los cinéfilos estamos tirando de series tanto o más que del cine.
Y si bien es cierto que las series están hechas para TV... ¿no son cine? Utilizan el mismo lenguaje, al fin y al cabo. Las hay que incluso han adaptado los tiempos, como "Sherlock", que presenta largometrajes camuflados. Lo único que cambia es el medio de exhibición. Además cuentan con el efecto "enganche", que todos hemos experimentado. El curiosísimo efecto que data -no sé- de las mil y una noches y que no nos deja dormir hasta saber más de las aventuras de nuestros protagonistas.

¡Chumari, ya te vale, escribe algo sobre series! ¿Quién puede darles un no a los Fisher?

















Miro atrás y la última vez que hablé de series fue hace cinco años. "Dexter", "Lost", "Six Feet Under", "Prison Break" o "Galactica" estaban en el punto de mira. ¡Cinco años ya! Mucho tiempo. Vale que en la Inqui hablemos solo de cine, pero sería de tontos negar la influencia de algo que tengo también muy presente en mi experiencia cinematográfica.
Por eso, sin cambiar mis prioridades, hago un paréntesis hoy y sin que sirva de precedente para hablar de las series que merecen el visto bueno de la Inquisición: "Sherlock", "A Game of Thrones", "The Wire", "The Walking Dead" y "Breaking Bad".

"Breaking Bad", de AMC, narra las aventuras de Walter White, un profe de instituto al que se le diagnostica un cáncer terminal. Con la intención de tratarse y proteger económicamente a su familia, decide ponerse a fabricar drogas sintéticas con la ayuda de un antiguo alumno. La serie está creada por Vince Gilligan y el guión y la dirección, como suele ser común en este tipo de producciones, es totalmente coral. Lo más destacable de esta serie, además de lo refrescante y brutal de la historia, descarnada y salpicada de humor negro, es el impactante trabajo de Bryan Cranston, genial Walter White.




"The Walking Dead" trata precisamente de eso, de muertos vivientes. La serie, también de AMC, está basada en el genial cómic de Robert Kirkman, cuya lectura recomiendo fervientemente. Lo original del planteamiento tanto en el cómic como en la serie es que se trata de una serie sin término proyectado. Se seguirá mientras haya autor, público y ganas. Lo bueno de la adaptación es que respetando el planteamiento original se cuenta una historia parecida pero no igual. Lo que ocurre, a grandes rasgos, es lo mismo en ambos formatos. Pero hay grandes diferencias, oh sí. Lo mejor: la ambientación, la música y... los zombies. El guión, famoso por haber sido co-escrito en la primera temporada por Frank Darabont, está muy trabajado y no defrauda. La llevamos al día. Lo único que esperamos en la Inquisición es que mantenga el nivel y no se haga muy blanda. De momento va muy bien.

"The Wire" no es ni mucho menos nueva, pero es tan buena. Me parece que estoy en deuda con esta serie, que me ha dado tanto, y de la que no he dicho ni media palabra. Creo que es primera la serie que unánimemente y sin duda alguna obtiene la categoría de clásico entre todas las que se han estrenado en este siglo. "The Wire" es de los gurús de HBO y cuenta con cinco temporadas completas, acumulando una ristra considerable de premios. Pretende -y consigue- ser un retrato muy cercano del mundo de policías y traficantes en una ciudad moderna de Estados Unidos, Baltimore. El título, "The Wire", se refiere a la escucha que se efectúa a los delincuentes, pero también hace referencia al estilo narrativo, ya que se nos lleva hasta el fondo tanto en el mundo del criminal como en el del policía, y se descubre que no hay malos ni buenos, sino más bien gente defendiendo lo suyo. Sin ser moralista tipo "la sociedad es la culpable", "The Wire" alcanza una complejidad narrativa y un interés difícilmente alcanzado en este género y se hace heredera natural de la serie negra inspirada por la saga Corleone y luego continuada con la mafia de New Jersey y sus Sopranos.

Con "Game of Thrones" pasamos también a palabras mayores. La serie, rebautizada como "los Sopranos medievales", se basa en el best-seller de George R. R. Martin, un páharo que ha triunfado con una fantasía medieval heredera de Dragones y Mazmorras, pero mucho más pegada a la tierra. Es la primera novela de espada y brujería que me leo en la que los protas dicen "fuck", con eso lo digo todo. Otra de HBO, su gran baza es la enorme puesta en escena, la gran calidad actoral y el mestizaje entre la fantasía y el realismo y la solidez de culebrón familiar/político a la "Dallas" o "Falcon Crest". Lo mejor de la serie es el personaje del enano, interpretado de fábula por Peter Dinklage, un guarrete carismático de cuidado. Tanto peso tiene el personaje que en la Inquisición se conoce a esta serie como "El enano". No es coña. Y no solo el enano es bueno, de hecho la serie nos afectó de forma tan positiva que nos leímos en la Inqui hasta el primer libro. Recordando mis tiempos de espada y brujería, sigh... Estamos a la espera de la segunda temporada que inicia el uno de abril, enganchados y en vilo.

Con "Sherlock" llegamos a la madre del cordero. Esta serie tiene la particularidad de que es británica, by Jove! de la mismita BBC. Se trata de una revisión del personaje de Conan Doyle, pero en tiempos modernos. Una revitalización, eso que está tan de moda en Hollywood. Pero esta revitalización es el gran pelotazo. Si será buena, que a su lado las pelis de Guy Ritchie parecen docudramas de Estrellita Castro. En esta serie vemos a un Sherlock como nunca lo hemos visto, practicando la deducción en en la época de internet. El creador es la nueva vaca sagrada de las series en England, el mesías Steven Moffat, co-escritor también de la nueva versión de "Doctor Who". La serie rescata la química de Sherlock y Watson con unos intérpretes que lo bordan, la parejita de moda, Cumberbatch y Freeman. La química entre los protagonistas es tan apabullante como el dinamismo y la frescura de la propuesta, que no da tregua al espectador. Inteligente, seria, y a la vez fresca. Imprescindible.

No quisiera terminar sin dejar caer una nota (nunca mejor dicho) sobre las excelentes bandas sonoras que acompañan, ambientan o presentan estas series. La menos relevante quizás sea "Breaking Bad". Pero en las demás... uf. Sintonías obligatorias para vuestros reproductores. La intro de "The Walking Dead", de Bear McCreary, crea el ambiente perfecto en unas cuantas notazas con saturación de cuerdas. Temazo. En "The Wire" siempre nos acompaña el blues. Nunca he dejado de escuchar el tema "Way Down in the Hole" al comienzo de cada capítulo. Pero lo de "Sherlock" y "Game of Thrones" es escandaloso. Temazos. Ambas sintonías. No puedo describirlas, solo puedo recomendar que las escuchéis ahora mismo (podéis hacer clic en ellas para oirlas): el "pam pam pam parabaram pan" de la primera y el "ñeee ñeee ñereñeee ñe ñe ñeeee" de la segunda. Yo me entiendo... .

En fin.
No me alargo más, que ya se me dispara el artículo. Solo deciros que tengo en la recámara "Boardwalk Empire", y que si pensáis que la Inquisición se pierde algo imprescindible, no dejéis de martillearme con vuestras propuestas para que me enganche a alguna serie u otra. Aviso, en la Inquisición somos muy sibaritas y ya hemos echado a la hoguera a más de un clásico por aburrimiento. ¿Sugerencias?

domingo, 18 de marzo de 2012

Hugo y su invención


Peli: "Hugo"
Puntuación: 8/10







Época de sequía post-oscars, siempre pasa igual. Empieza el curso con todo visto y en la cartelera solo quedan escombros. Qué destino el del inquisidor.
Por pedir, ni siquiera puede ver uno algo chustero y comercial, ya que en los cines V.O. prevalece una antigua maldición. Solo cine de autor, ya sabéis. Nada de terror, superhéroes, ciencia-ficción... el cine comercial pasa directamente por el doblaje ruso y de ahí al megaplex.
¡Ni siquiera le dejan a uno ver "Hugo" en pantalla grande! Cuánta seriedad, cuánta profundidad. No quiero ver ni "Wuthering Heights", ni "La delicatesse" (aka "Amelie Strikes Back")  ni "Faust" en alemán. ¡Estoy harto! ¡Quiero rayos láser y explosiones! ¿Por qué los frikis no tenemos derecho a la versión original? ¡Esto es discriminación inversa!

Bueh, después del arrebato...
Al fin he visto "Hugo" de Scorsese. Claro que no es lo mismo, la he tenido que ver en mi monitor pequeñajo y lo suyo hubiera sido verla en pantalla grande, como debe de ser, y en 3D. Esta joyita ha sorprendido a la Inquisición y ha llenado su corazón de esperanza por el cine. Scorsese es una leyenda viva, muy viva, y tenemos que aprovecharnos de su coetaneidad. "Hugo" es una de esas historias que perdurarán y citarán en los anales del cine, de eso estoy seguro.
Podríamos decir que "Hugo" entra dentro de un subgénero que empieza a tener cierta entidad: el de la celebración el cine. Curiosamente dentro del mismo grupo encontramos a la ganadora del óscar de este año, la celebrada "The Artist", otra comida de oreja al séptimo arte.

































"Hugo" se basa en el libro "The Invention of Hugo Cabret", de Brian Selznick, un autor de libros infantiles. El cuento está ambientado en los años 30 y tiene como protagonista a un niño huérfano que vive en la estación de Montparnasse de París. Hugo se dedica a reparar todo lo que encuentra, a la vez que se encarga del mantenimiento de los relojes de la estación. Además intenta arreglar un misterioso autómata que será la clave de su pasado y su futuro, relacionado por casualidad con el artista George Méliès, pionero del cine.

Los logros de la película son muchos. En primer lugar el haber conseguido contar una historia en el ya decadente y desvirtuado 3D y mantener la elegancia y el buen gusto. No solo eso, hacer que el 3D gane sentido dentro del engranaje de entretenimiento y sentido de la magia que destila la propia historia. Luego, el de la soberbia actuación de todos los protagonistas, en especial del niño Hugo, que roba la pantalla con sus churretes a lo Oliver Twist y sus enormes ojos azules.
Scorsese rubrica la película en los primeros minutos con su genio con un prólogo delicioso en el que ya se crea el ambiente y se explica muchísimo sin decir apenas palabra, de nuevo utilizando los propios recursos que homenajea en el filme: la magia del cine, el engaño hecho verdad, todo por y para el espectador (y por qué no, para el lucimiento del artista).

Voilà!













No diré mucho más de una peli por descubrir y disfrutar para aquellos de vosotros que no la hayáis visto aún. Solo una nota curiosa: "Hugo" es como un cóctel de otros tres nominados a los óscars. A saber: "The Artist", "Medianoche en París" y "Tan fuerte, tan cerca". "The Artist", por el antes mencionado homenaje al cine en sus comienzos. "Medianoche" por el tono de cuento infantil y la revisión de artistas reales y míticos en cercana tercera persona, por no mencionar el elemento parisino. Y la de Stephen Daldry por el argumento, sorprendentemente parecido, del niño huérfano que busca mensajes cifrados de su padre. Curiosamente una llave también será pieza clave en el desarrollo de la historia. Una ganga, tres en una.

Sigh... ¡Tan bonita! ¡So beautiful!
¿Y cómo contar un cuento así y no caer en el cursilerío? Quizás esto sea lo más difícil.
Absolutio.