viernes, 10 de junio de 2011

Peccata minuta


Peli:
"Miss Tacuarembó"
Puntuación: 6/10



Hace unas cuantas semanas se estrenó en España una pequeña película que pasó algo desapercibida. Precisamente por eso la Inquisición la miró con lupa. Si pasó sin pena ni gloria por los medios y se estrenó en apenas 20 salas en todo el país, a lo mejor es porque se trataba de un producto interesante. Y vaya si lo era. Tan interesante como sonrojante...



"Miss Tacuarembó" se basa en la siguiente premisa: ¿qué habría pasado si Madonna hubiera nacido en la provincia más olvidada de Uruguay? La peli narra los infortunios de Natalia aka Cristal, una treintañera de buen ver, artista frustrada, que ve como se le va pasando el arroz mientras trabaja como animadora en un parque temático católico, el Cristo Park (!). La peli alterna dos líneas argumentales, la de la adulta y la de la niña, una Natalia infantil que desde pequeña tiene claro que su única salida para triunfar en el mundo de la música pasa por abandonar la aislada localidad de Tacuarembó, su ciudad natal. La oportunidad se encarna para las dos en forma de concurso: el de Miss Tacuarembó para la niña, y el de un reality-show para la adulta. La última oportunidad de demostrar que ella lo vale.

La gracia de Miss Tacuarembó, del ecléctico Martín Sastre, que debuta en el largo, se basa en unos elementos en principio ultra-convencionales, pero de cuya mezcla sale algo explosivo y muy, muy divertido. Por un lado, en la línea de narración infantil, la peli va de un rollo naive-adolescente-moña que parece dirigido a la juventud catequista que se criara en los 80, sin mucha ironía. La niña se pirra por las coreografías con Carlos, su amiguito del alma, colecciona estampas de santos y devora culebrones. En el presente, Natalia Oreiro, resultona diva, encarna con bastante éxito a la niña adulta y encabeza la parte más payasa de la obra, que se ríe un poco de todo lo anterior, poniendo en cuestión los cánones de la comedia romántica, hasta llegar hasta la irreverencia más descarada en un número musical final con un Cristo erotizado y cachas merecedor de todas las excomuniones del libro del boy-scout del Vaticano.


Lo único que ella quiere es vivir la vida con pascualina

"Miss Tacuarembó" tiene taras como soles. Al director se le va la mano en muchas ocasiones y alarga a lo mejor demasiado el rollito reality show para darle minutos a Rossy de Palma como para justificar la presencia de la mujer almodóvar. Sastre, te basta y te sobra identidad, no hacía falta. Quedan muchos flecos al aire, resoluciones deslucidas, escenas alargadas bastante aburridas y un final con calzador. Pero es que la propuesta es ambiciosa, el riesgo tenía que notarse. Y merece la pena aunque fuera solo por los números musicales, que son una gozada ("Días de coreografía") y/o un despiporre ("El perfume del amor"), así como por esa irreverencia de atreverse a jugar a la alquimia con Cristo-Jesús y Cristal-Jeanette Rodríguez :). Haced clic en las fotos, que lo váis a flipar.
En fin, que la tertulia sobre esta peli daría para mucho. Y a algunos incluso les daría para sesiones de psicoterapia...


Recuerdo los días de coreografía...

Por cierto, hermanos de la Inquisición, he de confesar que hace días que siento un remordimiento. ¿Me permitís una confesión?
Y es que no puedo sacarme de la mollera los $%@# temas musicales de esta peli. Entran con vaselina y luego no te dejan ni dormir. ¡Son como una droga! Y no hablo solo del tema estrella "El perfume del amor", sino de temazos secundarios que harían las delicias de un karaoke infantil como "Ten fe" o "Días de coreografía". No es de extrañar que estos temas estén firmados por Alejandro Sergi, del grupo Miranda!, banda fetiche de la Inquisición. Puede que estos temas tengan la calidad artística, y el punch, eso sin duda, pero macho, están a la altura de "Chispita y sus gorilas". ¡Qué vergüenza, señor! ¿Estaré viviendo una segunda infancia? ¿O es que me afectan esas clases de catequesis que doy jóvenes de familia rica? ¿Estará la Inquisición en proceso de regresión mental?

Ojalá.

Saludos churruscados!

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