jueves, 30 de junio de 2011

Mutantes con clase


Peli:
"X-Men: First Class"
Puntuación: 7/10



Estrenaron "X-Men: First Class" y a mí como que me daba un poco lo mismo. Antiguo fan de la Patrulla por los cómics, primero, y después por las pelis, me parecía que la saga no daba para mucho más. Nada más lejos de la realidad. Los astutos productores de cine saben de dónde sale la pasta: véase "El Caballero Oscuro". "XMFC" puede encuadrarse por tanto dentro de la nueva tendencia de refrescar franquicias que quedaron obsoletas y en algunos casos llegaron al ridículo y comenzaron con el bueno de Batman, para seguir con Superman y The Hulk. Ya está en marcha el proceso de empezar de nuevo otra vez con Spiderman. Vamos, que tenemos héroes para rato.



No es casual que el público adulto que ahora marca tendencia en taquilla sea el que se crió con el boom de los superhéroes de la Marvel. Ya de muy pequeño a mi también me flipaban los cómics americanos en blanco y negro que tenía mi tío. Dibujos de Kirby guardados en rincones de mi memoria infantil, Galactus rey, Vengadores de moral cristalina, Peter Parker y su vida secreta, sensuales heroínas con botas altas. La Patrulla X lo petó mucho después, en color, a finales de los 80, principios de los 90. Por lo menos en España. Fue el auge de los mutantes, superhéroes con nombre propio que se jugaban la vida y además tenían que sacar adelante sus problemas personales. Pequeños culebrones para adolescentes que empezaban a tomar conciencia del mundo usando a personajes como Logan, Kitty Pride o Kurt Wagner como modelo. Fueron guionistas como el celebrado Chris Claremont los culpables de que los mutantes se pusieran de moda, con la ayuda de dibujantes de la talla de John Romita Jr. o John Byrne.


Grandes momentos del jolgorio mutante

La anhelada adaptación al cine llegó al fin en el 2000 de la mano de Bryan Singer. Como sabéis, la peli no estaba nada mal y tuvo un par de dignas secuelas. La nueva está dirigida por Matthew Vaughn, pero conserva el espíritu de las de Bryan Singer. De hecho, la historia viene firmada por él.

En esta nueva entrega se nos cuentan los orígenes del grupo de mutantes, en unos años sesenta marcados por la guerra fría. En ella conocemos a un joven y carismático Charles Xavier y al que será su némesis, el malvado pero magnético Erick Lehnsherr, más conocido como Magneto. Ambos aúnan esfuerzos para acabar con los planes de Sebastian Shaw, mente maestra que se propone dar un palo terrorífico a la humanidad aprovechando la escalada nuclear. Siguiendo la tónica de ficción historicista de los últimos años, se nos da la versión alternativa de la crisis de los misiles en Cuba en octubre de 1962.

Secuela o más bien precuela de los anteriores filmes, "XMFC" se caracteriza por un guión que se sostiene y que engancha, como digo, manteniendo el espíritu Singer. Esto significa respeto por los personajes, diálogo, ritmo y tensión dramática. La peli es tan heredera de Singer que comienza del mismo modo que la primera: con el ingreso del niño Erik en un campo de concentración. Un Kevin Bacon bastante peleón da más que el tipo encarnando al villano que explota a Magneto para extraer de él su potencial. De este modo, de forma casi magistral –para lo que es el género- se nos justifica el mal rollo de Magneto y su rabia contra el mundo. La construcción de este personaje es quizá lo mejor de la película, gracias al guión, la puesta en escena y la magnífica presencia de Michael Fassbender. Magneto es el nuevo Wolverine. Osado, rebelde, carismático. Y muy cabreado.

Otro puntal fundamental de la película es la más que creíble relación de amistad entre Erik y Charles Xavier, interpretado por un acertadísimo James McAvoy. Ambos, desde sus diferencias fundamentales, luchan juntos contra el mal. Uno por principios, el otro por venganza personal. De esta relación salen escenas míticas, como el de la sonda mental a Erik, con un momento emocionantísimo, o el de la escena final en la que juntos consiguen levantar por los aires un submarino nuclear. Momentazo de acción X!


Oye Erik, igual es mal momento, pero... ¿esos 50 euros que me debías...?

Sorprendente, pero Matthew Vaughn se proclama como aprendiz que supera al maestro.
Precisamente destacable el último cuarto de la peli como el mejor fragmento de acción cinematográfico basado en los cómics de la patrulla. Y quizá lo digo con el calor del momento, pero puede que esta sea la mejor película de superhéroes mutantes que se haya hecho. Con la dificultad añadida de haber tenido que meter a mutantes jóvenes... y que no resulten odiosos. En especial buena la relación Bestia-Mística, el primero representando a los héroes conservadores (véase “Los Vengadores”) y la segunda pasándose gradualmente al lado oscuro que le ofrece Magneto. La dignidad última del mutante: somos mejores que el homo sapiens.

En el lado más flojo, algunos personajes secundarios olvidables, como el aburridísimo y mudo lanzador de torbellinos, el diablo rojo hortera, la niña con alas de libélula o la sosa Emma Frost. Y bueno, los inevitables momentos de chapa y pintura de toda película comercial de superhéroes.

Dicho esto, volvemos a lo mismo. Lo que dignifica a cualquier película se hace evidente en esta. Una vez más: señores, vamos a contar una historia. Esto es, creación de interés por los personajes. Vamos a involucrarnos. De este modo nos interesará el cuento, ya sea de mutantes o de chinos contrabandistas de churras y merinas. Como hacía Chris Claremont.

Absolutio!

1 comentario:

Perradesatan dijo...

Hablan muy bien de esta película, pero la verdad es que la saga X men nunca me ha entrado a mí por los ojos. Quizás este sea un buen momento para engancharse, pero no me la pide a mí el cuerpo...