viernes, 2 de diciembre de 2011

Somos narraciones

Quería compartir con vosotros una idea que me viene rondando últimamente, más o menos desde que vi "También la lluvia". Luego no sé por qué lo relacioné con unas pinturas rupestres leyendo otro libro, y hoy he terminado de ver la luz con el episodio 7 de la segunda temporada de la magnífica "The Walking Dead", clímax que ha hecho saltar el tapón.
Y es que os quería trasmitir -o por lo menos intentarlo- esta idea de que somos narraciones.

Esta serie se está ganando un huequecito en mi corazón














Es curioso, especialmente para los frikis (sí, frikis) como yo, cuya mayor afición, para que negarlo, es vivir en otros mundos a través de la literatura y el cine. No creo que tenga una imaginación exacerbada, pero es cierto que hay gente más sensible a las historias que otras. Y no quiero decir que el vivir en otros mundos sea un escape, más bien todo lo contrario. La vivencia paralela refuerza la experiencia en el mundo real y la hace más rica, emotiva y significativa.

Pero me explico: todo viene de una anécdota a resultas del visionado de "También la lluvia". Como sabréis los que habéis visto la peli, hay un tema de cine dentro del cine. Los protagonistas, españolitos en Cochabamba, son actores dentro de la película interpretando un drama histórico sobre Cristóbal Colón. Después de ver la peli, que me gustó, me quedé con la reflexión de que las partes de la película en teoría "falsas" dentro de la peli me parecieron más potentes que el argumento principal de crítica social a la Ken Loach con pasaporte español.

El indio lo tiene clarísimo, este es un hijoputa














Conclusión: se demuestra una vez más que la falsedad explícita de una historia no quita que, si está bien contada, nos la creamos, la sintamos y la vivamos como si fuera real. En este caso es más claro si cabe porque la peli está dentro de la peli y uno realmente no tiene por qué creérsela. Partimos de que no es real y sin embargo sientes en tus tripas el golpe del hacha que cae y amputa la mano del indio, por poner un ejemplo. ¿Por qué nos lo creemos? ¿No es fascinante? Son mentiras que queremos creernos.

Y aquí llega la parte interesante de mi tesis, que no es nueva pero no por eso deja de ser relevante: es que estas cositas, estos cuentos, amigos, no son mentira. Son verdad en el mismo momento en el que entramos en ellos y sentimos lo que sienten sus protagonistas. Una foto de una flor, a efectos prácticos de representación, ES una flor. Un mamut es un mamut. Y un muerto viviente es un muerto viviente. Lo de "la realidad supera a la ficción" y "la vida es sueño" son ideas relacionadas que están a un paso, pero dejémoslas a un lado. En lo que quiero centrarme es en la potencia de la imagen, de la idea.

Hay un episodio de South Park muy recomendable llamado "Imaginationland" en el que se debate sobre un tema parecido: los personajes de ficción... ¿son reales? En el discurso final se sale con una tesis no muy alejada de esta. Coño, los personajes de ficción, ¿no nos han inspirado muchas más veces y mejor que muchas personas reales que tenemos al lado? Creo que todo el mundo estaría de acuerdo en que Attikus Finch, Rick Deckard o incluso el bueno de Han Solo dejaron más huella en nosotros que el vecino de al lado, con sus realísimos 120 kilos. ¿Quién es más real?

¿Quién es real?













Esto me llevó de repente a las pinturas rupestres y pensé: en eso nos diferenciamos de los animales. No por el hecho de pensar en imágenes. Nos convertimos en humanos en el momento en que el primer mono frunce su peludo ceño y encuentra el impulso de transmitir esa imagen a un semejante. Con lenguaje. Con narraciones. Por eso digo que la capacidad narrativa es lo que nos caracteriza, lo que nos hace diferentes del resto de los seres en este planeta.

No sé si me explico, amigos de la Inquisición. No sé si estoy hablando en perogrulladas, pero de repente todo esto me parece muy importante. Porque si estamos de acuerdo en que la gente, los amigos y la familia nos influyen... ¿no va a ocurrir del mismo modo con lo que vemos, con lo que nos cuentan?
Atentos: si las narraciones a las que estamos expuestos nos forman como persona, cuidado con lo que vemos. Sed buenos y seleccionad. Alguien dijo: "Dime con quién andas y te diré quien eres" y yo voy más allá: "Dime qué pelis has visto y te diré no solo quién eres, sino quién vas a ser". Oh yeah.

Seguid fuertes, amigos de la Inquisición.
Saludos quemaos y metafísicos.

8 comentarios:

Ravenna // Master Doll dijo...

"Dime qué pelis has visto y te diré no solo quién eres, sino quién vas a ser"<---una verdad como una catedral de grande.

Además, como anécdota: cuando estaba en la universidad algunos profesores me llamaban por el nombre de personajes de películas a las que les recordaba:

Billy de Easy Reader

o

Paris, Texas <---nunca comprendí el porque U_U

Ricardo Fernández Blanco dijo...

Interesante perogrullada :-) es broma, Chumari!! Pero todo viene, como bien dices de las cavernas o sea de la narración primera. Lo más flojo es la moraleja. Hay demasiadas excepciones como para pensar que es así. Tú, por ejemplo. Incluso yo que me lo vi todo desde niño. Lo que no quiere decir que "la narración" no sea un arma potente para hacernos más "open mind" como el viajar porque la literatura y el cine son un viaje increíble.

Ricardo Fernández Blanco dijo...

Ah!! ay!! ¿te gustó También la lluvia? Mira que flojeas a veces... ahí el ejemplo podría ser "La noche americana" ¿no?

chumari dijo...

"Hay demasiadas excepciones como para pensar que es así. Tú, por ejemplo".

¿Qué insinúas, que he visto mucha morralla? ¿Cómo osas? Ejem.
Sí, tienes razón, la moraleja es discutible, me sale más conservadora de lo que quisiera. Hay debate.

Me pierde el ser tajante y sentencioso (autocrítica yo!) pero eso de equiparar las narraciones a entes vivos me llevó a la consecuencia lógica: el influjo de los demás. Dejadme corregir/añadir un punto a la moraleja.
Conviene ser selectivo, pero sobre todo es bueno relacionarse... con cualquiera. No solo la calidad es importante, sino también la cantidad.

Me explico: me parece que sale ganando el que ve mucho cine mixto, mediocre y bueno, que el que solo se papea los delicatessen que le recomiendan los amigos y/o filmaffinity.
Insisto: es bueno ver mierda, a veces (siempre que sea una mierda que te apetezca ver).

Mejor así.

Ricardo Fernández Blanco dijo...

Sí, es así sin duda. Todo enseña y lo único necesario es "saber ver". El cine tiene montones de ejemplos éticamente reprobables pero artísticamente brillantes y académicos.

chumari dijo...

De acuerdo, y no solo por lo apropiado de los contenidos. De pelis como "Star Wars" o "Dirty Dancing" hemos sacado mucho, mucho. Incluso de Esteso y Pajares.

Pero cuidado, no todo vale. Estamos de acuerdo en que si alguien solo ve mierda, acabará pensando que la mierda menos mala es lo mejor que hay. ¿Otra perogrullada?
No sé. Pero hay que seleccionar. O como bien dices: "saber ver" (y saber leer, y saber mirar, y saber escuchar, etc.)

Coño, qué pedante está quedando esto. Os dejo, plebe. Me voy a escuchar el segundo acto de "Tosca" mientras degusto un Cabernet Sauvignon del 74 (léase peli de kung-fu y tinto con casera).

Ricardo Fernández Blanco dijo...

jejeje hay un dicho que dice "a gusto se pintan colores". Pero sí, cuidado por supuesto porque si siembras mierda algo parecido a la mierda crecerá (educación y televisión son dos ejemplos que se pueden apreciar sin tener que rebuscar mucho). Centrándonos en el cine: ¿Las buenas películas deberían poseer la capacidad de conseguir que cualquier nabo las aprecie? Sin la educación resulta un poco difícil saber cuál es el predicado y cuál el sujeto de una oración. Pero tal vez, sólo digo que tal vez, ver muchas oraciones bien escritas y muchas oraciones mal escritas nos pueda ayudar a descubrie esas reglas de la ortografía. Lo mejor sería que la "estética del cine" fuera de enseñanza obligatoria, como la lengua.

Ricardo Fernández Blanco dijo...

¿nos hemos desviado?