miércoles, 8 de febrero de 2012

Un método nada más que regulero


Peli: "A Dangerous Method"
Puntuación: 4/10







Vuelve David Cronenberg, que cada dos o tres años reaparece como los fascículos de Planeta Agostini. La Inquisición es fan confesa del frikazo canadiense, que nos arrebató el corazón con "A History of Violence" en 2005. Desde entonces el entente Cronenberg-Mortensen ha funcionado de fábula, y la última propuesta parecía interesante. ¿Una peli sobre Freud y Jung, dirigida por el guarrete de Cronenberg y protagonizada por Aragorn y Magneto? Hay ofertas que uno sencillamente no puede rechazar.

































Para el que no lo sepa (yo he tenido que mirarlo en Wikipedia), Freud era austríaco y Jung era suizo. Y para colmo, psiquiatras. Nada más que con el choque cultural ya tenemos un caldo de cultivo interesante. Mientras Freud se obsesionaba con el sexo (con toda la razón del mundo), a Jung se le iba más la pinza hacia lo esotérico. En la peli, para vender un poco al personaje femenino, meten a una alumna-paciente de Jung, Sabina Spielrein, rusa y judía, que tenía más problemas que un libro de química pero también un gran sex-appeal que le valió a Jung estrenarse en el fascinante mundo de los cuernos. El hecho de que todos se comunicaran en alemán no es un problema para el cine, se cambia al inglés y ya está. Llamadme purista, pero esto me molesta tanto como que hagan una peli de García Lorca y Buñuel y estos hablen en polaco, un golpe a la verosimilitud que siempre me resulta difícil de soportar. Una vez hecha la vista gorda por deferencia a Cronenberg he de decir que por lo menos Fassberder habla como un suizo hablaría inglés, y que Mortensen habla como un austríaco hablaría inglés, y que Keira Knightley... es una petarda.

Hablemos en plata. No me creo a Keira Knightley. Me parece un grotesco error de cásting motivado por algo bien simple: afán de comercialidad. La primera media hora se basa en su interpretación de enferma mental. La palabra irritante se quedaría corta para definir su actuación. No sé si seré yo o serán las caras de caballo de la Knightley, pero yo no veo a una loca sino a la modelo de Chanel. O a Elizabeth Swann. O a la canija más googleada en internet sumada a la palabra "anorexia" (haced la prueba).
En el lado positivo, un peso pesado: Viggo. El tipo hace suyo a Freud, lo dota de carisma y le da un peso específico en la peli que equilibra el funesto efecto Knightley. Fassbender hace lo que puede pero la mayoría del tiempo parece un poco perdido. Pobre. Su papel, la verdad no da para mucho.

Y es que tal y como nos la venden la peli trataría de transtornos sexuales (yummy!), pique entre Jung y Freud y quizás triángulo-relación tormentosa entre los tres personajes. Y lo que en realidad ocurre es que de transtornos sexuales poquito, lo mínimo para rascar unos azotes en el culo para mayor gloria al arte de la sobreactuación (véase párrafo anterior), un pique apenas bosquejado entre los dos, y de relación tormentosa nada. Apenas una excusa para meter personaje femenino.

Una mujer llamada caballo












Para la Inquisición, a Cronenberg le ha salido el tiro desviado. Tiene que contar una historia de amor, una relación profesional que se hace obsesiva y una biografía triple. Y al final no le sale ninguna de las tres cosas porque no parece saber a qué carta quedarse. Uno se queda con la impresión de que el propio guión no sabe muy bien adónde va, así como el director, que da palos de ciego y vacila en una biografía que no es ni biografía fidedigna ni ficción relevante. Vamos, como diría Freud, que se quedó en fase anal. Y no seguiré con la metáfora. (tos) ¡TRUÑO!

Un consejo final de la Inquisición y ahí coincido con Cronenberg: no os reprimáis. Es lo único que se saca en claro de la peli. Pero eso ya lo sabíamos, ¿verdad, pequeñines?

Saludos churruscados.

1 comentario:

Ricardo Fernández Blanco dijo...

Brillante inquisidor, me has ahorrado unos pavos. Zenkius!!