domingo, 12 de diciembre de 2010

Sexo, mentiras y autos de fe

Pelis: “Tamara Drewe” y “Chloe”

Puntuaciones: 5/10 y 6/10





Hermanos, se presenta quien esto escribe, el monje Nasoli Crasfel, desde las plácidas salas de la Abadía del Crimen. De vez en cuando os daré cuenta de mis visiones místico-cinematográficas, que publicaré en la página del Santo Oficio gracias a mi fiel Spectrum 48K (sin casete) y una conexión vía CompuServe que es mano de santo. Aquí en la Abadía del Crimen el cine es una cuestión de necesidad. Mis labores de amanuense, haciendo copia tras copia del Malleus Maleficarum para los miembros del Sacro Tribunal, sólo me dejan un rato al día para ver alguna película en el refectorio. Como comprenderéis, en estas circunstancias uno se indigna si las cintas no cumplen las expectativas. Si son pecaminosas, heterodoxas, heréticas incluso, bueno, son gajes del oficio (del Santo Oficio, se entiende). Pero si son malas... ¡cilicio al canto!








Una imagen reciente del autor.

Por eso, hermanos, aunque las puntuaciones parezcan decir lo contrario, no tengo más remedio que achicharrar las dos películas de hoy junto a sus directores, productores, actores y demás staff. A ambas les pasa algo parecido: sus directores, gente veterana y consagrada, se meten en territorios parcialmente novedosos para ellos, pero poco a poco vamos dándonos cuenta de que pasan casi con el piloto automático por unas historias más cercanas a su mundo de lo que parece. Pero vayamos por partes. Stephen Frears, director de “Tamara Drewe”, lleva dando tumbos y profundos altibajos desde que se presentara en sociedad allá por 1985 con "Mi hermosa lavandería". El renombre le llegó con "Las amistades peligrosas", pero igual que nos ha dado "Los timadores", “Alta fidelidad” o “La reina”, también ha dirigido medianías como “Hi-Lo Country” o “Mary Reilly”. En “Tamara Drewe”, Frears adapta una serie de tiras cómicas de la dibujante Posy Simmonds centrada en una joven periodista que vuelve a su pueblo natal en la campiña inglesa después de unos años en la ciudad.






Tamara Drewe es un canto a la cirugía plástica.

Podría parecer que Frears se presta a hacer una película ligera, una comedia muy british y sin grandes profundidades, pero en realidad la historia pisa terrenos típicos del director: el papel del sexo en las relaciones interpersonales, la hipocresía, ese clasismo tan típicamente inglés o la ambición, por ejemplo. Tamara, interpretada con gracia mediana por Gemma Arterton, despierta en sus antiguos vecinos deseos, envidias y sentimientos de toda índole. Los habitantes de un retiro para escritores cercano a su casa, actores muy competentes todos ellos, cotillean, la espían, recuerdan viejos amoríos o cuentas pendientes con la hija pródiga, y la cosa se va complicando con la incorporación (algo forzada) de una estrella del rock y los tejemanejes de dos quinceañeras aburridísimas del pueblo que acaban liándola parda. La película tiene su gracia, pero sobre todo en la parte media del desarrollo, porque por un lado los personajes son muy poco punzantes y uno tarda bastante en cogerles el punto, y en el último tramo las resoluciones de la trama se suceden de una forma bastante arbitraria y apresurada, con cambios de tono un tanto deslucidos. No es que aburra, pero “Tamara Drewe” no es ni de lejos de las mejores películas de Frears.







Así, Atom, muy bien. Ahora pon más cara de armenio.

Otro tanto le sucede a “Chloe”, peculiar paso en la carrera del super-auteur canadiense Atom Egoyan. Director experto en densidades y sentimientos contenidos, en películas solemnes y sobrecogedoras ("El dulce porvenir") o tirando a soporíferas ("Ararat"), últimamente Egoyan parece estar virando hacia el drama sexual con toques de intriga o thriller. Es el caso de “Chloe”, revisión de una película francesa bastante reciente, “Nathalie X”, que no era una obra maestra precisamente. Aunque puede que eso fuera un punto a favor de Egoyan: de novelas o películas mediocres se pueden hacer buenas versiones; con obras mayores la cosa sólo puede salir peor. ¿Y de qué va la historia? Pues de una ginecóloga (Julianne Moore) que sospecha que su marido (Liam Neeson) le es infiel, y contrata a una pilingui de lujo (Amanda Seyfried) para que intente seducirlo y comprobar si el hombre es efectivamente ligero de cascos. Una historia que podría haber salido de la mente del propio Egoyan, dado como es a las bizarradas de tipo freudiano, porque luego la esposa acaba sintiendo cosas muy extrañas (pecado mortal) y lo que se planteaba como un juego de confianzas se enrarece a marchas forzadas. Aplauso para la Moore, que en esta película se presta a jueguecitos que pocas actrices consagradas están dispuestas a jugar.








Venga, tonta, si ya lo enseñaste todo en Vidas cruzadas.

La pena es que la película funciona muchísimo mejor como exploración psicosexual que como la especie de recreación de “Atracción fatal” que acaba siendo. Todo se acaba de repente sin que haya habido un verdadero clímax, quedan demasiadas cosas en el aire y encima la resolución es de un conservadurismo casi absurdo. Pero lo peor no es eso, sino una música que en sí no es mala pero que no da tregua en la hora y media de metraje. Parece que Egoyan quiera conectar con el hecho de que Neeson interprete a un musicólogo experto en ópera, pero de verdad, la banda sonora subraya todos y cada uno de los momentos de la cinta, lo que cansa y mucho. Eso sí, dan unas ganas locas de visitar Toronto, que en “Chloe” parece una mini-Nueva York llena de interesantes edificios de arquitectura moderna. Bueno, esto es todo desde la Abadía del Crimen. Espero poder comentaros pronto alguna película que merezca la salvación. O no, que quemar herejes da gustico. Sin más, y deseándoos a todos un feliz y churruscadito invierno, se despide vuestro humilde amanuense, el hermano Nasoli Crasfel.

3 comentarios:

chumari dijo...

Jajaja, glorioso pantallazo de "La Abadía del crimen"!!
Es mentira que el hermano Crasfel solo tenga un Spectrum 48k (sin casete). En realidad tiene un Spectrum Plus, que yo lo he vitto.

Pues a la hoguera van. La de "Chloe" por cierto llega con retraso a Espain, aquí estuvo en los cines el año pasado y ya entonces me dio perezón. "Tamara Drewe" otra que tanto.
Atizo los rescoldos de la hoguera y solo me atrae el jueguecillo que apuntas entre que la Moore y la Seyfried. Hmmm.

Por cierto, y continuando con nuestro ciclo de chistes caspa: ¿Qué se ve desde la torre más alta de Toronto?

Nasoli Crasfel dijo...

¡Torontontero!

chumari dijo...

:D