domingo, 31 de enero de 2010

Delirios de un pordiosero


Peli:
"The Imaginarium of Doctor Parnassus"
Puntuación: 6/10



No negaré que inicié este blog inspirado en parte por el espíritu de los Monty Python y las pelis de Terry Gilliam. Pero sabed, oh, malpensados lectores, que esto no influye para nada en el criterio del tribunal de la Inquisición, que ya decantó de forma negativa hacia algún otro producto del genial director inglés (recordemos la fallida "Los hermanos Grimm").
Pero empecemos por las críticas que he encontrado de dos dinosaurios, Boyero y Jordi Costa, ambos publicados en "El País".

"La dimensión elegiaca de 'El imaginario...' se extiende mucho más allá de la figura de Ledger: este cuento oscuro (...) funciona como suma gilliamesca, al tiempo que paladea su condición de caótico, irregular, fascinante y algo airado anacronismo." (Jordi Costa)

"Típico desastre para modernos, lleno de las cositas de Terry Gilliam (...) Los fans ya saben de qué va el rollo y a mí me parece una estupidez." (Carlos Boyero)

Ja ja ja! Sin duda la cita de Boyero es la mejor.
Y pongo los comentarios no solo como nota friki, sino porque en realidad estoy bastante de acuerdo con ambos.
No nos engañemos, la muerte de Ledger es un reclamo externo que gira inevitablemente alrededor de esta película. Eso y la aparición de Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell como intérpretes del mismo papel de Ledger, a falta de las escenas necesarias para el montaje final.



La película es, para que nos entendamos, una nueva paranoia de Terry Gilliam. El escuálido argumento es una mera excusa para articular su fantástica imaginería, heredada tanto de los Pythons como de la Alicia de Lewis Caroll: un viejo gurú, el doctor Párnaso, viaja con su carro ambulante por la civilización moderna, ofreciendo un espectáculo anacrónico y penoso, pero tierno, y que lleva a unos sorprendentes mundos paralelos que explotan la imaginación de cada persona, con todos sus miedos y anhelos. Exactamente lo que representa y lo que siempre ha defendido Gilliam, como último director artesanal.

Lo mejor de la película es su valor estético. Las imágenes tienen una cualidad magnética que despierta en el espectador horas después del visionado. Eso, y la interpretación de los carismáticos actores antes mencionados.
Lo peor es el argumento, flojo, fojísimo, que apenas se sostiene. Las motivaciones de los personajes van de lo vagamente aceptable a lo más inverosímil. Con la posible excepción del mismo doctor Parnassus y del diablo, fantástico Tom Waits, los demás personajes desfilan como carcasas vacías, en las que la personalidad entra y sale con la levedad del éter. Como resultado, en ocasiones se acaba cayendo en el peor de los pecados, el maniqueísmo, el cliché. El único que tiene justificación para esta carencia de personalidad es al protagonista, camaleónico Tony, a veces héroe, a veces villano, debido a los cameos. Y la impresión que da es que la película ha sido moldeada y retocada precisamente para justificar esos cameos.
¿Qué historia habría contado el director si no hubiéramos perdido a Ledger?


¿Quién se esconde tras la máscara? ¿Depp? ¿Farrell? ¿Law? ¿Nasholi Crasfel?


Y que no me digan que el cuento flaquea porque el director lo quiso así. Ya demostró en anteriores ocasiones que si quiere puede ser un relator de grandes historias, como con "El rey pescador", "Brazil", o "12 monos". En esta se le ve el truco. ¿O será que está mayor? En realidad, "El imaginario" es una oda a la maravilla que podría haber sido y no es.
Aparte del trabajo de Ledger y del trío de magníficos, sin olvidarnos de un acertadísimo Tom Waits, se encuentra Christopher Plummer, a quien recordaremos como el padre de "Sonrisas y lágrimas". Me encanta la imagen que proyecta de magnífico vagabundo, tan creíble como hiperbólico. Y bueno, al fin y al cabo uno puede quedarse con la lectura de que todos estos mundos imperfectos solo son los delirios de un mendigo en una acera.
¡Tantos mundos interiores!


Dumbledore, digo, Parnassus

Valga una absolución por el viejo Terry.
Saludos churruscados.

3 comentarios:

Ricardo Fernández Blanco dijo...

Muy bien, Inquisidor. En el mundo hay sitio para todos. Larga vida a Terry y sus neuronas!

Ricardo Fernández Blanco dijo...

Ah! estoy que me salgo por ver The Road. leí el libro y me encantó y además con este chico que tiene casa en un pueblo de León...

chumari dijo...

Uy, qué ganas...
Yo también me leí el libro y es la bomba. Por otra parte es un poco masoquismo tragarse esa historia otra vez, con lo chunga que es...
Pero ese Viggo! Ole!