Peli: "Drive"
Puntuación: 7/10
"Drive", en inglés, tiene varios significados. Al menos dos, que yo sepa. Uno, de movimiento, es "conducir" o "dirigirse a". El otro es algo así como "impulso". Un título muy adecuado, simple pero rico en matices, para este colorido thriller que se acaba de estrenar en Rusia. Y no digo colorido solo por sus chillones créditos ochenteros. También por la sangre, que no falta.
El comienzo de "Drive" es simplemente genial. Como prólogo que caracteriza de un trazo al protagonista, se nos enseña casi en tiempo real la rutina del conductor que escapa de un robo: el tipo debe sincronizar su conducción a la persecución policial. Unas escenas de conducción como no he visto, siempre desde dentro del coche, del lado del conductor. Una vez presentado el protagonista, los engranajes de la historia empiezan a girar. La trama empieza sencillamente, como si de un drama romántico se tratase, para luego dar un volantazo al thriller más negro y violento. Que se masque la tragedia desde el principio no impide un disfrute atroz de lo que nos cuentan, más si cabe cuando se trata de una de esas historias tan poco frecuentes en las que las expectativas solo están para romperse.
Aviso a navegantes que "Drive" es dura y anticomercial. No se trata de una hamburguesa made in Hollywood como algunos podréis haber pensado. De hecho me pregunto cómo habrá venido a parar a tantas salas megaplex en Rusia, con lo violenta que es (y yo que me alegro). La propuesta del director es del gusto de la Inquisición: tiros, acción, sentimientos a flor de piel y un rollo muy cool. Nada más. De hecho me recuerda mucho al Cabezas de "Carne de Neón", no me extraña que Paco se haya declarado fan de la cinta.
Pero lo mejor de "Drive" no es la ambientación, ni el ritmo, ni la dirección, ni mucho menos el guión. Lo mejor de "Drive" se resume en dos palabras: Ryan Gosling.
Sí, señores. La Inquisición se ha vuelto a enamorar.
Ryan Gosling borda un cuento hilado con esmero para sorprender, divertir y estremecer. Si bien los momentos románticos a veces rayan en el cursilerío y hay un par de escenitas menos afortunadas de los villanos, destaca al final el gran trabajo actoral en general y del protagonista en particular, así como esa nueva perspectiva tan efectiva y potente de verlo todo desde el asiento del conductor. Una pequeña genialidad.
Nos quedamos además con las escenas en el ascensor y la habitación de hotel, los atracos, y por qué no, con la química entre él y ella. Y sobre todo, con esa chaqueta con el escorpión a la espalda. Un símbolo envuelto en misterio que describe a un personaje mejor que mil palabras.
Absolutio.